Un nuevo accidente de tránsito volvió a teñir de tragedia las carreteras cubanas este jueves, esta vez en la peligrosa curva de Téneme, en Holguín. El choque dejó varios heridos, incluyendo una mujer en estado grave y dos menores lesionados, en una escena que, lamentablemente, ya no sorprende en un país donde las vías parecen trampas mortales y el mantenimiento brilla por su ausencia.
El siniestro ocurrió en la carretera Mayarí–Moa, entre Cabonico y el municipio Frank País. Según el comunicador oficialista Emilio Rodríguez Pupo, en el vehículo particular viajaban siete personas. El impacto obligó a movilizar de inmediato a los servicios de emergencia.
En el Hospital de Mayarí, donde se activaron los protocolos médicos, fue ingresada Annia Inojosa Leyva, vecina de Moa, en estado grave por una fractura de pelvis y trauma craneal. También resultaron heridas Fela Elisa Martínez Romero, una niña de 10 años de Bayamo, y Nanda Lorena Fonseca Martínez, de 16 años, igualmente de Moa.
Algunos heridos fueron trasladados a otros centros asistenciales mientras las máximas autoridades del municipio aparecían para la foto en el hospital, acompañando —al menos de forma simbólica— al personal médico.
Vecinos y testigos, mucho más efectivos que la burocracia, se lanzaron a socorrer a los lesionados y compartieron imágenes del rescate, recordando que la solidaridad del pueblo siempre llega antes que cualquier ayuda oficial.
La curva de Téneme no es nueva en la crónica negra de Holguín. Apenas en julio, una camioneta volcó en Mayarí dejando siete heridos; en junio, cinco jóvenes resultaron lesionados —cuatro de ellos graves— tras salirse un auto de la vía en la bajada de Yaya Uno. Pese a estos antecedentes, la vía sigue igual: mal señalizada, con asfalto deteriorado y sin medidas preventivas reales.
Pero la tragedia no se limita a Holguín. El miércoles, un ciclista perdió la vida en la autopista nacional tras ser atropellado, y en La Habana, un accidente en la entrada de la ciudad dejó un auto volcado y serios daños materiales.
En un país donde las carreteras no reciben mantenimiento, el transporte público es un desastre y los vehículos circulan con mecánica improvisada, las estadísticas de accidentes seguirán engordando mientras el régimen mire hacia otro lado. En Cuba, conducir no es solo llegar a un destino… es jugarse la vida.