En La Habana siempre pasa algo… pero esta vez la noticia viene con video incluido. Una cámara de seguridad, instalada en una tienda particular de la zona de Zapata e Infanta, captó el momento exacto en que dos mujeres cubanas, trabajando en equipo como si fueran protagonistas de una película de bajo presupuesto, sustraían productos sin pagar un centavo. La información la soltó en redes el periodista independiente Alberto Arego, y como era de esperarse, las imágenes han corrido como pólvora en internet.
El “golpe” fue en pleno mediodía, cuando las tiendas suelen estar a reventar de clientes y la actividad comercial es un corre-corre constante. Justo ese horario en el que cualquier movimiento raro llama la atención, y donde los comerciantes no pueden darse el lujo de perder mercancía… porque en Cuba, cada producto cuenta.
Y no es un caso aislado. El robo de alimentos y artículos de primera necesidad se ha convertido en un problema cada vez más frecuente en la isla. Los hurtos en tiendas privadas, en mercados y hasta en negocios familiares están dejando a los dueños con el corazón en la garganta y el bolsillo vacío.
Arego fue claro en su publicación: nadie tiene derecho a robar. Y sí, puede que para algunos “agarrar algo” parezca inofensivo, pero quien cruza esa línea puede llegar a cometer cosas mucho más graves. Por eso este tipo de casos enciende todas las alarmas.
Claro, detrás de esta historia hay una realidad que no se puede ignorar: la crisis económica y social de Cuba. Los salarios no alcanzan ni para cubrir lo básico, y conseguir productos esenciales es una misión casi imposible. En ese contexto, muchos terminan recurriendo a medidas desesperadas, y ahí es donde entra el problema.
El gobierno ha intentado frenar la situación con leyes y controles, pero la falta de producción, la inflación y el desabastecimiento —tanto en el mercado estatal como en el privado— mantienen a la población al límite.
Las tiendas particulares, que llegaron como la gran esperanza para acceder a más variedad de productos, también están contra la pared: escasez, precios altos y un clima de inseguridad que no ayuda a nadie.
El video de estas dos mujeres no es solo una “noticia curiosa” para las redes. Es un retrato de lo que está viviendo el país: gente que, entre la necesidad y la precariedad, se atreve a cruzar límites, mientras la mayoría de los cubanos sigue esperando soluciones que vayan más allá de castigar a los culpables. Porque si no se atacan las causas, los videos seguirán repitiéndose.