En Cuba, el verano no solo trae calor sofocante y aguaceros repentinos… también trae un peligro silencioso y mortal: los rayos. Y esta vez, lamentablemente, la tragedia golpeó a Colón, en Matanzas, donde una mujer perdió la vida tras ser alcanzada por una descarga eléctrica mientras trabajaba la tierra. Una noticia que duele y que vuelve a encender las alarmas sobre un fenómeno natural que cobra más vidas de las que imaginamos.
La víctima, una mujer de 42 años, se encontraba realizando labores agrícolas cerca de la comunidad de La Luisa cuando, en cuestión de segundos, un rayo la impactó. Según el Consejo de Defensa Civil del territorio, el hecho ocurrió en horas de la tarde. Fue trasladada al Hospital General Docente Mario Muñoz Monroy, pero lamentablemente ya llegó sin signos vitales.
El propio Jefe del Centro de Gestión para la Reducción de Riesgos y Desastres (CGRRD) en Colón, Raisdel Naya, confirmó la noticia y envió sus condolencias a la familia y allegados. Un gesto que, aunque reconforta, no borra la tristeza ni el impacto que deja un hecho tan inesperado.
Y es que este verano ha sido particularmente letal en cuanto a descargas eléctricas en la isla. En junio, por ejemplo, dos adolescentes de 13 y 16 años murieron en Bauta, Artemisa, mientras jugaban fútbol bajo la lluvia. Ese mismo día, aunque en otra tragedia distinta, una niña de tres años falleció ahogada en Playa Baracoa.
En julio, en Ciego de Ávila, un grupo de jóvenes estuvo a segundos de la muerte cuando un rayo cayó cerca de ellos mientras jugaban fútbol en plena tormenta. El meteorólogo Frank Fernández Castañeda no dudó en calificarlo como una imprudencia que “pudo costarles la vida” y reiteró lo que muchos ignoran: cuando hay tormenta eléctrica, no se juega ni se trabaja al aire libre.
Agosto no empezó mejor. Además del caso de Colón, en Manicaragua, Villa Clara, un rayo mató a tres adolescentes y dejó herida a otra menor durante una tormenta vespertina. Un patrón preocupante que confirma lo que dicen las estadísticas: en Cuba, los rayos matan más personas que los huracanes.
De hecho, entre 1987 y 2017 se registró un promedio de 54 muertes al año por fulguraciones, sumando 1,742 víctimas en tres décadas, según el CITMA y el Instituto de Meteorología. Lo peor es que muchos no saben que un rayo puede caer incluso a kilómetros del centro de la tormenta.
Los expertos lo repiten una y otra vez: ante el primer trueno, busca refugio en una casa o dentro de un carro, aléjate de árboles, postes, estructuras metálicas y cuerpos de agua. Y, sobre todo, suspende cualquier actividad al aire libre.
La tragedia en Colón es un golpe de realidad: subestimar un fenómeno natural puede costar vidas. La prevención y la educación no son opcionales, son la mejor herramienta para que estas noticias no se repitan.