En Holguín, la paciencia de los vecinos parece haberse agotado. Después de semanas soportando una ola de robos de motorinas, un grupo de residentes decidió tomar cartas en el asunto… literalmente. Esta vez no hubo escapatoria: capturaron a un presunto ladrón en plena calle, lo inmovilizaron y lo dejaron esperando a la Policía, bien amarrado, para que no se les “evaporara” como en otras ocasiones.
Según contó a medios independientes la testigo Irma Broek, la situación en el barrio se ha vuelto insostenible: “Solamente en julio asaltaron al menos a cinco motoristas en la zona”. Un récord nada envidiable que ha encendido las alarmas y provocado un clima de inseguridad pocas veces visto en la ciudad.
Los vecinos aseguran que, en la mayoría de los casos, los delincuentes operan en pareja. El detenido de esta historia, dicen, podría ser parte de un dúo delictivo que lleva semanas haciendo de las suyas sin que las autoridades logren atraparlos. Pero esta vez la jugada les salió mal.
Todo pasó en horas de la tarde. Un grupo de vecinos reconoció al supuesto ladrón, lo rodeó y, en cuestión de segundos, lo desarmaron y lo redujeron. Con cuerdas en mano, lo dejaron bien asegurado hasta que una patrulla apareció por el lugar.
Uno de los testigos, que prefirió no dar su nombre, lo resumió así: “No hubo violencia excesiva, pero no íbamos a dejarlo escapar. Aquí la gente está cansada de que nadie haga nada”. Una frase que resume perfectamente el sentimiento de hartazgo que se respira en muchas comunidades cubanas.
La mayoría de los implicados en estos asaltos, según los vecinos, son jóvenes de entre 18 y 25 años, que usan cuchillos o armas improvisadas para intimidar a sus víctimas. Las motorinas, en medio de la crisis de transporte y el precio prohibitivo de la gasolina, se han convertido en verdaderos tesoros: sirven para moverse, pero también son mercancía muy buscada en el mercado negro.
Lo ocurrido en Holguín es más que una simple captura; es un síntoma de que la gente siente que debe defenderse por su cuenta. Aunque la Policía se llevó al detenido, muchos dudan de que reciba un castigo ejemplar. “En otras ocasiones los han soltado al poco tiempo”, lamentan.
Mientras tanto, organizaciones opositoras señalan que este tipo de delitos es hijo directo de la crisis económica, el desempleo y el deterioro del orden social en Cuba. Y en Holguín, como en otras provincias, la historia se repite: la delincuencia común crece, pero las autoridades parecen más ocupadas vigilando a los activistas que protegiendo a los ciudadanos.