En pleno corazón de La Habana, donde alguna vez la cultura y el bullicio llenaban las calles, ahora lo que domina es el olor a podredumbre. Un basurero monumental, tan grande que parece competir con el mismísimo Malecón en extensión, se ha vuelto viral en redes como símbolo de la decadencia total de la capital cubana.
Las imágenes, captadas por el fotógrafo Otmaro Rodríguez para su sección “Lugares en 10seg.”, muestran una esquina completamente devorada por la basura, que se extiende a lo largo de varias cuadras. El lugar no es cualquiera: Calle Virtudes, entre Consulado e Industria, justo junto al Teatro Musical de La Habana, aquel espacio que antaño fue un referente cultural y que hoy, irónicamente, comparte acera con un mar de desechos.
Rodríguez comentó que para quienes llevan tiempo sin visitar la ciudad, resulta casi imposible reconocer sitios emblemáticos. Y es que la capital, que una vez fue la joya del Caribe, ahora parece más un vertedero a cielo abierto que una urbe digna de mostrar.
Esta montaña de basura no es un hecho aislado, sino parte de una crisis de insalubridad que el régimen no solo ha sido incapaz de resolver, sino que ha permitido que se agrave hasta niveles peligrosos. Las calles de La Habana, de Centro Habana al Cerro, pasando por Marianao y Diez de Octubre, están plagadas de microvertederos improvisados que conviven con escuelas, hospitales y casas particulares.
En el Vedado, uno de los barrios más céntricos, la situación es igual de alarmante. En esquinas como 25 y H, 17 y 10, o 13 y 10, los tanques de basura rebosan sin que nadie los vacíe por días, obligando a los vecinos a vivir entre moscas, ratas y malos olores. Todo esto, a las puertas de la temporada ciclónica, cuando cualquier acumulación de desperdicios puede convertirse en un foco mortal de enfermedades.
En el Cerro, una madre identificada como Alejandra Larias mostró en Facebook las imágenes del basurero que tiene en su esquina, a pocos pasos de una escuela y de su casa, donde vive con su hija pequeña. “Es inhumano”, denunció, evidenciando que el abandono estatal no discrimina ni la salud de los niños.
Mientras el discurso oficial sigue vendiendo al mundo la imagen de una Cuba limpia, alegre y hospitalaria, la realidad huele mal… y cada vez peor. Porque en la isla de hoy, hasta la basura tiene más presencia en las calles que las soluciones del gobierno.