La tragedia sacudió esta semana al poblado de Puerta de Golpe, en Consolación del Sur, Pinar del Río. Mailenis Blanco Amor, madre de dos hijos y apenas 47 años, fue asesinada con una crueldad que hiela la sangre, dejando a toda una comunidad en estado de conmoción.
Según contó una familiar en redes sociales, tres hombres vestidos de policías irrumpieron en su casa. No llegaron a dialogar ni a preguntar nada: entraron por la fuerza, la ataron, la amordazaron y descargaron sobre ella una violencia que cuesta describir.
Ariaxna Rodríguez, prima de la víctima, relató el horror: a Mailenis le metieron una prenda en la boca hasta ahogarle el grito, le rompieron la nariz y la golpearon sin piedad. “Le arrebataron la vida a una mujer buena, una madre amorosa, una hija querida, alguien incapaz de hacerle daño a nadie”, expresó con el dolor a flor de piel.
La denuncia de Ariaxna no se quedó solo en el crimen. Fue directa contra el sistema podrido de impunidad que asfixia a Cuba: “En Cuba no hay justicia, no hay ley… solo silencio, miedo y corrupción. ¿Dónde están los culpables? ¿Dónde está la condena real? ¿Dónde está el grito de quienes deberían exigir respuestas?”.
La familia, destrozada, apenas logra asimilar lo ocurrido. “Ella tenía hijos, sueños, una vida por delante… Sabemos que luchó, que pidió ayuda, que quiso vivir. Y sin embargo, tres monstruos le arrancaron todo”, escribió Rodríguez.
Aunque no se ha confirmado oficialmente el móvil, reportes independientes, como los del periodista Niover Licea, apuntan al robo como posible causa. El caso, difundido en redes, ha desatado una ola de indignación: ¿cómo es posible que criminales con antecedentes sigan sueltos, campando por sus anchas en un país que presume de “orden y seguridad”?
En las últimas horas han circulado versiones sobre la identificación de los tres implicados: dos supuestamente arrestados y un tercero prófugo. Todos con historial delictivo. El régimen, mientras tanto, guarda un silencio que duele, como si tapar el crimen fuera más importante que hacer justicia.
La historia de Mailenis no es un hecho aislado. Es un retrato amargo de un país donde la violencia crece, la impunidad manda y el pueblo sigue pagando el precio del abandono de un Estado que solo protege sus propios intereses.
Si quieres, puedo añadirle un cierre más fuerte que conecte el caso con la narrativa de colapso social bajo el régimen, para dejar un impacto político más marcado. ¿Quieres que lo haga así?