En Bayamo, las autoridades del régimen detuvieron a un hombre que cargaba una mochila repleta de envoltorios de marihuana. El hecho fue rápidamente divulgado por el perfil oficialista “Entérate con Aytana Alama”, una de esas cuentas dedicadas a exaltar la labor policial mientras ignoran la represión, la corrupción y la miseria que inundan el país.
Según la versión oficial, la policía recibió una llamada “anónima” alertando sobre el comportamiento sospechoso de un individuo en la calle. Acto seguido, agentes del Ministerio del Interior lo encontraron en el patio de una vivienda y, tras revisar sus pertenencias, hallaron la droga. El relato, como siempre, fue aderezado con frases propagandísticas sobre el “apoyo incondicional de la población” y la supuesta “lucha permanente contra las drogas”.
La historia encaja a la perfección con el guion de la propaganda castrista: mostrar eficiencia policial en casos puntuales mientras la delincuencia común y los crímenes violentos campan a sus anchas sin que las autoridades muevan un dedo. Lo que no dicen es que la corrupción dentro de las propias filas del MININT facilita que buena parte de esas drogas circulen libremente hasta que llega el momento oportuno para un “golpe ejemplarizante” que sirva de titular.
En semanas recientes, Bayamo ha sido escenario de múltiples operativos antidrogas. En el reparto Ciro Redondo, las autoridades incautaron estupefacientes dentro de una vivienda; en el reparto Siboney arrestaron a otro ciudadano con marihuana; y en Pilón, la policía detectó una casa donde se cultivaban varias plantas del mismo narcótico. También en Manzanillo se han realizado decomisos de marihuana y de drogas sintéticas, acompañados de sumas importantes de dinero en efectivo.
Incluso, el propio MININT informó que en otro operativo interceptaron a dos hombres que transportaban sustancias químicas ilegales desde Manzanillo hacia la capital provincial. Todo esto ocurre mientras en Bayamo capturaban a otro traficante que almacenaba marihuana y químicos en su casa, y mientras un ladrón era sorprendido robando en el mercado Luis Ramírez López.
Lo irónico es que estas “victorias” policiales se dan en medio de un creciente mercado negro de drogas, alimentado por la miseria, la falta de oportunidades y la corrupción de un sistema que no puede –o no quiere– frenar el problema de raíz. Mientras el régimen intenta vender la imagen de que controla la situación, la realidad es que el consumo y tráfico de estupefacientes, en especial de cannabinoides sintéticos conocidos como “químico”, está ganando terreno en zonas urbanas como La Habana.
En el fondo, estas noticias no son muestra de un país que lucha contra las drogas, sino de un sistema que necesita exhibir “enemigos internos” para distraer a la gente del verdadero drama: la profunda crisis económica, política y social que vive Cuba. Aquí, el humo no viene solo de la marihuana.