La Aduana General de la República volvió a armar su show propagandístico en La Habana, anunciando con bombos y platillos que “descubrieron” cocaína escondida en latas de atún y hasta en la estructura de una maleta. El operativo, según ellos, ocurrió en el Aeropuerto Internacional José Martí y fue fruto del “trabajo conjunto” con el llamado Órgano Antidrogas.
El vicejefe primero de la Aduana, Wiliam Pérez González, aprovechó la ocasión para repetir el viejo libreto del régimen: que “persiste la intencionalidad de introducir drogas con métodos ingeniosos” y que sus fuerzas actúan como “escudo de la nación”. Sin embargo, como es costumbre, no soltó ni media palabra sobre la procedencia de la droga ni sobre posibles detenidos. Transparencia, la de siempre.
En las fotos publicadas por la propia entidad se ve una lata abierta con el polvo incautado y otras nueve al lado, aunque nunca se aclaró si todas tenían cocaína o si era parte del teatrico para la prensa oficialista.
El castrismo sigue vendiendo su política de “tolerancia cero” como si fuera un logro, mientras utiliza cada decomiso para inflar su propaganda y ocultar la corrupción interna que atraviesa esas mismas instituciones. La vigilancia, dicen, está “reforzada” en puertos, aeropuertos y fronteras… pero los casos se repiten como si nada.
No es la primera vez que se topan con “ocurrencias” para pasar droga. Hace poco, otro pasajero fue arrestado con cocaína oculta en una figura de Eleguá, mostrando que hasta lo religioso se usa como disfraz para burlar controles. También han encontrado estupefacientes en duchas eléctricas, motores de agua, gominolas, cigarrillos… y hasta dentro del cuerpo de un hombre, en uno de esos intentos desesperados y peligrosos que terminan casi siempre con captura o tragedia.