En Cuba, mientras la gente hace colas interminables para conseguir un poquito de arroz y soporta apagones de horas, la cúpula militar nada en dólares frescos. Una investigación del Miami Herald dejó al descubierto que el pulpo empresarial de los militares, GAESA, guarda más de 18 mil millones de dólares en activos líquidos, de los cuales 14 mil 500 millones duermen en cuentas bancarias misteriosas, fuera del alcance del pueblo que dicen “proteger”.
Este tesoro escondido no es poca cosa. Solo en el primer trimestre de 2024, GAESA embolsó 2,100 millones en ganancias netas, mientras el sistema eléctrico colapsaba y las neveras cubanas se quedaban vacías. En 2023, en apenas ocho meses, ya habían acumulado 7,200 millones. Y todo eso, mientras el discurso oficial culpa al embargo de que “no haya comida ni luz”.
En Estados Unidos, los congresistas cubanoamericanos Mario Díaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos Giménez no se mordieron la lengua. Coincidieron en que hay que apretar más al régimen, congelar sus activos en el extranjero y desenmascarar la corrupción de esa élite militar que controla la isla como si fuera su finca privada.
Giménez fue directo: trabajará con el senador Marco Rubio para “responsabilizar a este gobierno asesino y corrupto” usando todas las herramientas legales y diplomáticas para perseguir su dinero manchado de miseria. Díaz-Balart recordó su propuesta de negar ayuda de EE.UU. a cualquier país o empresa que negocie con las mafias uniformadas de La Habana. Y Salazar dejó claro que el verdadero bloqueo no es el de Washington, sino el que la dictadura le impone a su propio pueblo.
En La Habana, el silencio oficial fue ensordecedor. Ningún ministerio dio la cara. Díaz-Canel, el mismo día que se conoció el escándalo, prefirió hablar de deportes, aniversarios culturales y la guerra en Gaza, como si en su propio patio no hubiera un incendio.
La Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado compartió el reportaje preguntando, con ironía afilada: si ese dinero no se usa para el pueblo, ¿para qué es y quién manda realmente en Cuba?
El exgeneral Rafael del Pino Díaz, que un día fue parte de la Fuerza Aérea castrista y hoy vive en el exilio, no se anduvo con rodeos: GAESA es el corazón de un Estado mafioso. Asegura que un grupito de militares y tecnócratas cercanos a la familia Castro controla las riquezas de Cuba, metiendo el dinero en paraísos fiscales y registrando empresas en Panamá, mientras el país se hunde.
Según Del Pino, ni siquiera las Fuerzas Armadas tienen el control real de GAESA, aunque sean usadas como fachada. Puso de ejemplo al general Leopoldo Cintras Frías, que habría perdido su puesto tras descubrir cómo se manejaba realmente la corporación.
El exgeneral propone nacionalizar, auditar y desmantelar GAESA, porque representa la base económica del régimen. Advierte que esta oligarquía ha empobrecido al 89% de la población, mantiene al pueblo a oscuras y sin comida, y reprime hasta las quejas en redes sociales.
Mientras tanto, en la isla, la brecha entre los que mandan y los que sufren se hace cada vez más obscena. Porque en Cuba, la dictadura no está en quiebra… solo el pueblo lo está.