Edmundo García, aquel presentador cubano que en sus tiempos dorados era uno de los voceros más entusiastas del castrismo, volvió a armar su propio drama en Miami. En su programa de YouTube, confesó que apenas tiene 22 dólares en el banco y que sobrevive con un solo plato de comida al día. Todo un retrato del “éxito” de alguien que dedicó su vida a defender un sistema que ha dejado a Cuba en la ruina.
A pesar de estar al borde de la indigencia, García sigue aferrado como un náufrago a su fidelismo. No pierde oportunidad de culpar al embargo estadounidense y alabar las políticas del régimen, blindando con palabras una Revolución que ya no es más que un recuerdo oxidado. Incluso soltó la advertencia de que, si las cosas siguen así, terminará viviendo debajo de un puente. Y, para rematar, aseguró que pasa tanta hambre que está “casi con hipoglicemia”.
Su viejo rival, el youtuber Ernesto Morales, aprovechó el momento para recordarle al público que Edmundo admitió haber trabajado para la Seguridad del Estado. Según Morales, llegó a entrevistar a disidentes por encargo de la inteligencia cubana, con el fin de usar ese material en contra de los opositores. Una confesión que pinta de cuerpo entero a quien, mientras gozaba de comodidades, ayudaba a sostener el aparato represivo.
En redes sociales, la respuesta fue un coro casi unánime: “Que se vaya para Cuba, allá esos 22 dólares le rinden como si fueran un tesoro”. Muchos no olvidan su doble moral, defendiendo a un régimen que, en la Isla, ha empobrecido a millones, y que ahora lo deja a él viviendo lo que tanto justificó. Como bien resumió un usuario, “Roma paga a sus traidores, pero los desprecia”.
Lejos de retractarse, Edmundo se planta en su postura. Admite que Cuba ya no es lo que él defendió en sus primeros años, pero insiste en que no será “un cobarde que reniegue” de sus creencias. Un discurso que, para muchos, suena más a terquedad que a lealtad.
No es la primera vez que este personaje hace pública su crisis. Ya en 2023 estuvo a punto de ser desalojado por su arrendador, a quien acusó de actuar bajo la influencia del grupo Puentes de Amor, liderado por Carlos Lazo. Aquella vez también habló resignado de la posibilidad de acabar durmiendo en la calle.
En resumen, la historia de Edmundo García en Miami es la viva prueba de que, cuando uno se dedica a defender dictaduras, el karma no perdona… y mucho menos paga la renta.
