Santiago de Cuba vuelve a ser escenario de sangre y dolor. En menos de un día, la violencia se cobró una vida y dejó a otro joven al borde de la muerte, en dos ataques con arma blanca que han sacudido a la comunidad.
El periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada informó que uno de los hechos ocurrió en la Avenida 40 del Reparto Nuevo Vista Alegre, donde Yudel Vegue Kindelán recibió dos puñaladas, una de ellas en el cuello. Gravemente herido, logró llegar por sus propios medios al policlínico del barrio, mientras la sangre le corría a borbotones. Allí le dieron los primeros auxilios y luego lo trasladaron de urgencia al Hospital Provincial Saturnino Lora, donde entró directamente al quirófano.
Hasta ahora, nadie sabe quién lo atacó ni por qué. Lo que sí se sabe es que las autoridades no se han dejado ver por la zona, algo que indigna a familiares y vecinos. Samanta Vegue, hermana del joven, ha pedido ayuda públicamente para encontrar al responsable, advirtiendo que quien lo encubra también deberá responder ante la justicia. Con la voz quebrada por la angustia, recordó que Yudel es padre de un niño pequeño que aún no sabe lo ocurrido.
El segundo caso se registró la noche del domingo, en plena fiesta de verano entre Palma y El Cobre. Allí, Deniel Veranes, padre de dos niños, murió en segundos tras recibir una puñalada directa al corazón. Testigos dicen que todo empezó como una simple discusión, pero la tragedia se desató cuando el agresor, todavía prófugo, le asestó el golpe mortal. Lo llevaron al Hospital Ambrosio Grillo, pero los médicos nada pudieron hacer.
Mayeta subrayó que este crimen encaja en un patrón que se repite: fiestas sin seguridad, alcohol en exceso y cero prevención por parte de las autoridades. Mientras la familia de Deniel lo velaba con dolor y rabia, la sensación de inseguridad crecía en las calles de Santiago.
Y la violencia no para. En días recientes, la policía arrestó en Palma Soriano a un joven acusado de apuñalar a una enfermera y herir a otras dos personas. En La Habana, un homicidio brutal sacudió a una comunidad entera, y una maestra denunció haber sido asaltada violentamente en plena vía pública sin que la policía hiciera algo al respecto.
Peor aún, un caso que ha causado indignación en toda la isla expuso el fracaso total de los mecanismos de protección a víctimas: una mujer fue asesinada después de denunciar tres veces a su agresor, sin que las autoridades movieran un dedo para salvarla.
En un país donde la propaganda oficial habla de “tranquilidad ciudadana”, la realidad es que la gente vive con miedo, los criminales andan sueltos y la respuesta del régimen es tan fría como el mármol de las morgues donde hoy descansan las víctimas.
