Si pensabas que ya lo habías visto todo en internet, espera a conocer la última locura de Sandro Castro, nieto de Fidel, que ha decidido combinar cosplay, pistoleros, brujas y… sí, mucha cerveza Cristal. Sus videos virales han desatado una mezcla de carcajadas, incredulidad y polémica, todo en medio de la crisis que vive Cuba.
Un “Vampirach” en tres actos
La mente detrás del show, apodado El Vampirach, se sacó de la manga una serie de tres episodios grabados en escenarios muy cubanos: La Habana Vieja, una cueva y un patio en ruinas. El hilo conductor: toques eróticos sutiles, lo justo para llamar la atención sin que las redes sociales le bajen el telón.
En el primer capítulo, Sandro aparece disfrazado de sacerdote y es llevado en carretilla por sus “secuaces”, mientras bendice a la gente… ¡con cerveza Cristal! De repente, unas brujas lo interceptan, le lanzan un hechizo de lo más absurdo y lo secuestran.
Brujas, cerveza y la “sangre de Castro”
En el segundo episodio, lo vemos prisionero de las brujas, que lo “torturan” con cerveza de pipa. Sandro asegura que todos quieren “su sangre”, porque es “fuente de vitalidad y locura”. Las brujas lo acosan y él, en plan víctima indefensa, espera ser rescatado por El Cangrejo, apodo de su primo Raúl Guillermo Rodríguez Castro, militar y guardaespaldas de Raúl Castro.
Finalmente, en el capítulo tres, sus secuaces llegan armados hasta los dientes para liberarlo. El Vampirach se repone a golpe de Cristal y obliga a las brujas a sellar un pacto: darle una cerveza diaria, bailar su canción dedicada a la marca y cocinarle tortillas todos los días.
Más que un juego: la moda cosplay en Cuba
Aunque todo suena a chiste privado, lo cierto es que Sandro se monta en una ola que cada vez gana más fuerza entre la juventud cubana: el cosplay y las fiestas temáticas. Desde vaqueros del Viejo Oeste hasta personajes de videojuegos, estos eventos sirven como válvula de escape frente a la dura realidad económica.
Colectivos como SuZume Studio organizan experiencias inmersivas con disfraces, escenarios creados a mano y producciones audiovisuales caseras que hacen olvidar, por unas horas, los apagones y la escasez.
Entre el entretenimiento y la polémica
En este contexto, los videos de Sandro no son solo una excentricidad personal, sino una jugada de marketing. Con estética provocadora y un toque de humor, conecta con un público joven que quiere desconectarse de la política y buscar entretenimiento fácil.
Pero no todos lo ven así. Para muchos cubanos, su actitud es una burla frente a la realidad: mientras gran parte de la población lucha por encontrar comida o pagar la luz, el nieto de Fidel se pasea en redes bebiendo Cristal y proclamando el valor de su “sangre Castro”.
Provocación, privilegios y cosplay: una mezcla explosiva que, para bien o para mal, mantiene a Sandro Castro en el centro de la conversación digital.