Si hay alguien que sabe cómo celebrar, ese es Eduardo Antonio. Este fin de semana, el Flamingo Theater Bar de Miami se vistió de gala para rendir tributo a sus 50 años de carrera artística. Y no fue cualquier fiesta: fue una explosión de glamour, música y emociones que dejó al público boquiabierto.
Desde el primer minuto, El Divo de Placetas dejó claro que aquello no era un concierto más. Con cambios de vestuario que brillaban más que las luces del escenario, coreografías de alto voltaje y un repaso por sus más grandes éxitos, el show fue un viaje musical de esos que se quedan tatuados en la memoria. Y todo, acompañado por un elenco de lujo que estuvo a la altura del homenajeado.
Y es que no faltó nadie para hacer de la noche un verdadero espectáculo. Entre los invitados se dejaron ver Abejas Memes, Maritriny, Ely López y Fernan como maestros de ceremonias. También subieron al escenario Fedro, Eddy Borges, Ramón Veloz, Lázaro Reutilio —heredero del talento de la icónica Celina González—, Yenny Yenny y El Real. Cada uno puso su toque especial, transformando la velada en una constelación de estrellas.
La dirección general estuvo en manos de Lester Hamlet, y la musical, a cargo de Pedrito Camacho, quien junto a su banda en vivo se encargó de ponerle ese swing elegante y vibrante a cada canción. El cuerpo de baile Yio Dance se movió con una energía arrolladora y llenó el escenario de color. Y detrás de toda esta maquinaria de talento y producción, estaba su esposo Roy García, cuidando hasta el más mínimo detalle para que todo saliera perfecto.
La sala estaba a reventar. El público no solo fue testigo de un show majestuoso, sino de una noche que celebró la música, el arte y esa pasión incansable que ha acompañado a Eduardo Antonio durante cinco décadas. Entre aplausos, risas, algún que otro suspiro y mucho brillo, la velada se convirtió en una de esas que se cuentan una y otra vez.
En resumen, fue una noche mágica en la que el glamour y la emoción se dieron la mano para recordarnos que El Divo sigue siendo uno de los grandes nombres de la escena artística cubana. Y si algo quedó claro es que, después de 50 años, Eduardo Antonio no piensa bajarse del escenario… y nosotros no queremos que lo haga.