En el mundo del béisbol cubano hay historias que parecen sacadas de una película… pero no de ficción, sino de esas que te dejan con la boca abierta y un “¡no puede ser!” en la punta de la lengua. Una de ellas la contó recientemente el exligamayorista Kendrys Morales, y tiene como protagonista nada menos que a Antonio “Tony” Castro, hijo del difunto dictador Fidel Castro y, en ese entonces (año 2002), médico del equipo Cuba.
Resulta que, según narró Morales en una entrevista para Swing Completo, durante una gira del equipo en Canadá, presenció cómo Tony Castro le compraba a su novia un pantalón valorado en nada menos que ¡300 dólares! Así, sin pestañear. Kendrys lo recuerda clarito: “Salimos a comprar y, al lado mío, él pagó ese pantalón. ¿De dónde sale ese dinero si se supone que solo era un médico? La gente no sabe lo que uno ha visto y ha pasado… eso lo vi con mis propios ojos”, contó.
Claro, para entender el asombro de Kendrys, hay que recordar el contexto. En ese entonces, él era una de las estrellas del equipo Cuba, pero el trato y el salario distaban mucho de ser lujosos. Morales recuerda que en ese mismo viaje a Canadá les dieron 15 dólares por día durante dos semanas, y solo dos días para ir de compras. Nada de grandes gastos: lo que alcanzara y punto. Él, además, no podía contar con ayuda extra de su familia: “A no ser que vendiera la camisa o los spikes, no tenía de dónde sacar más dinero”, confesó.
El contraste entre la austeridad de los peloteros y la opulencia de los hijos de la cúpula cubana no podía ser más evidente. Para Kendrys, ver algo así fue un golpe de realidad: “¿Cómo yo voy a estar viendo eso y voy a defender a esa gente? Si el talento lo tengo yo, ¿por qué van a disfrutar ellos?”, se preguntó, con una mezcla de indignación y decepción.
La historia de Morales con la pelota cubana terminó en 2004, cuando fue dado de baja del equipo Industriales en plena Serie Nacional. Vetado y marginado, decidió que su camino estaba lejos de Cuba. Tras 13 intentos fallidos de fuga, finalmente logró llegar a Estados Unidos y abrirse paso en las Grandes Ligas, donde escribió una historia muy diferente.
Por su parte, Tony Castro ha seguido siendo un ejemplo vivo del privilegio de la élite gobernante cubana: viajes internacionales, golf, paseos en yate… todo un estilo de vida que poco tiene que ver con la realidad del cubano de a pie. En 2016 fue designado embajador de la Federación Internacional de Judo y luego presidente de su Comisión Médica, cargo que todavía ocupa. Mientras tanto, las viejas historias como la de Kendrys siguen siendo testimonio de un sistema lleno de contrastes y favoritismos.