La maquinaria propagandística del régimen cubano volvió a hacer de las suyas, esta vez con un ataque directo contra el exilio y, en particular, contra la joven Lina Luaces, de 22 años, recién elegida para representar a Cuba en el certamen Miss Universo 2025, que se celebrará en noviembre en Tailandia.
El portal oficialista Cubadebate publicó un artículo con el sugerente título “¿Quién define qué es ‘ser Cuba’ en Miss Universo?”, firmado por la periodista Thalía Fuentes Puebla, que no perdió oportunidad para desacreditar tanto a Luaces como al propio concurso. En su línea habitual de discurso, la autora repitió el viejo libreto de que este tipo de certámenes “cosifican a la mujer” y “mercantilizan identidades nacionales”, una crítica que suena hueca cuando proviene de un sistema que lleva más de seis décadas usando al pueblo cubano como mercancía política.
Fiel al guion del castrismo, el texto se aferró a desacreditar cualquier logro de la diáspora, dejando caer que Luaces nació y creció en Miami y que, aunque fue coronada como Miss Universo Cuba 2025 representando a Santiago de Cuba, nunca ha puesto un pie en esa provincia. Incluso se burlaron de su dominio del español, como si la cubanía se midiera por acento y no por raíces y cultura.
El artículo también cuestionó que el concurso Miss Universo Cuba se organice en Miami y no en la Isla, sin admitir la realidad: en un país bajo una dictadura que prohíbe la libre asociación y reprime cualquier evento independiente, sería imposible realizarlo allí. En su ataque, la autora insinuó que el certamen responde más a intereses comerciales ligados a marcas de lujo y clínicas estéticas que a una supuesta “auténtica representación” de Cuba, ignorando que el verdadero problema es que dentro de la Isla no existe ni la libertad ni las condiciones para organizar un evento de ese tipo.
Fuentes Puebla tampoco perdió la oportunidad de criticar el estilo de vida y la proyección pública de Luaces, hija de la reconocida presentadora Lili Estefan, acusándola de seguir los patrones del mercado estadounidense en lugar de “conectarse” con las mujeres cubanas, como si las cubanas de dentro no soñaran con tener la libertad de elegir cómo vestirse, qué hacer y hasta dónde llegar.
El exilio no se quedó callado. Muchos cubanos salieron en defensa de Lina, recordándole al régimen que Cuba no es propiedad del Partido Comunista, sino de todos los cubanos, estén donde estén. “Nuestros hijos también son cubanos, aunque hayan tenido que nacer en otro país porque ustedes se adueñaron descaradamente de nuestra patria”, escribió un internauta indignado.
Otro fue más directo: “Asco da la prensa oficialista, que en lugar de hablar del genocidio que su mal llamado gobierno comete contra el pueblo, se dedica a atacar a una muchacha que representa la Cuba que queremos: libre, bella y sin miedo”.
La realidad es simple: el castrismo no soporta que el mundo vea otra imagen de Cuba que no sea la que ellos fabrican. Y cada vez que una cubana brilla fuera de la Isla, su discurso se resquebraja un poco más.