Dicen que el primer día de clases de un hijo es un momento que marca… y que te marca. Eso lo sabe muy bien Zizi, una creadora de contenido cubana que vive en Orlando, Florida, y que acaba de vivir una de las experiencias más duras (y bonitas) para cualquier mamá: dejar por primera vez a su hija en la escuela.
En su cuenta de TikTok, donde la conocen como @zizinani89, Zizi compartió un video que le partió el alma y le sacó las lágrimas a más de uno. Se trataba nada más y nada menos que del debut escolar de su pequeña de cinco años en kindergarten. Un día que debía ser pura ilusión… pero que terminó con un nudo en la garganta.
La escena fue tan real y emotiva que cualquiera que sea padre o madre puede sentirse identificado. Zizi contó que todo pasó demasiado rápido: apenas pudo darle un abrazo y un beso a su niña antes de que la maestra, muy diligente, la llevara directo al aula. Sin tiempo para procesar, sin esos segundos extra para decir “te amo” y recibir una última sonrisa antes de verla desaparecer detrás de la puerta.
“Todo fue tan rápido, no me dejaron ni despedirme bien”, confesó en el video mientras se limpiaba las lágrimas. Esa frase resonó con cientos de madres que corrieron a comentar, recordando sus propias historias y ese vacío que se siente cuando uno se va de la escuela con los brazos vacíos, pero con el corazón lleno de orgullo y nostalgia.
Los comentarios no se hicieron esperar: “Te entiendo perfectamente, lloré como una magdalena cuando dejé al mío”, “Uno sabe que están bien, pero es como si te arrancaran un pedacito” o “Ese momento no se olvida nunca, pero te prometo que luego llega la tranquilidad”.
Y es que lo que más tocó a todos fue la autenticidad del momento. Nada de filtros, nada de poses: solo una madre cubana compartiendo la vulnerabilidad de dejar ir, aunque sea por unas horas, a lo más importante de su vida.
Sin duda, este primer día de clases no solo marcó el inicio de la vida escolar de su hija, sino también un antes y un después en la vida de Zizi como mamá. Porque sí, ellos crecen… pero nuestro corazón, ese, nunca termina de soltar del todo.