La angustiosa búsqueda de Daylon Fleitas, un cubano de 37 años desaparecido en Hialeah desde inicios de agosto, terminó con la noticia que nadie quería escuchar. Después de más de una semana de incertidumbre y esperanza a contrarreloj, las autoridades hallaron su cuerpo sin vida en una zona apartada del suroeste de Miami-Dade.
El cadáver apareció no muy lejos de donde había sido encontrada su camioneta abandonada, escondida entre arbustos, cerca de los Everglades. La zona, poco transitada y aislada, se convirtió en el escenario final de una historia que empezó el domingo 3 de agosto, cuando Daylon le dijo a su hermano que saldría “a cobrar un dinero que le debían” y a encontrarse con un conocido.
Aquel día manejaba su camioneta Ford F-150 negra, año 2011, matrícula de Florida RPQW74, pero nunca volvió a casa. Su hermano, desesperado, comenzó a llamar hospitales y estaciones de policía, pero no obtuvo ninguna pista. La persona con la que supuestamente se iba a reunir negó que el encuentro se hubiera producido. Desde ese momento, Daylon se convirtió en un misterio… hasta ahora.
Padre de tres niños, su desaparición sacudió a la comunidad cubana en Miami, que siguió de cerca cada noticia esperando un final distinto. El Buró de Homicidios de la Oficina del Sheriff de Miami-Dade está al frente de la investigación, pero hasta el momento no ha confirmado sospechosos ni revelado si buscan a una o varias personas.
Tampoco se han dado a conocer la causa oficial de la muerte ni los detalles exactos de cómo fue encontrado. Lo único claro es que, desde que salió de su casa hasta que su cuerpo fue hallado, hay un vacío que solo las investigaciones podrán llenar.
Este caso ha dejado un sabor amargo entre los cubanos del exilio, que saben muy bien lo que es huir de la inseguridad y la impunidad del régimen en la Isla, para después encontrar tragedias como esta en suelo de libertad. Daylon no solo deja un hueco en su familia, también un recordatorio doloroso de que la violencia no conoce fronteras.