Miguel Díaz-Canel y su inseparable esposa, Lis Cuesta, se dieron un paseíto este miércoles hasta Santiago de Cuba para rendir pleitesía a la piedra que guarda las cenizas del dictador Fidel Castro, en el cementerio de Santa Ifigenia. El acto fue parte del show oficial por el 99 cumpleaños del hombre que dejó a Cuba sumida en el desastre que todavía hoy padecemos.
Con su retórica de siempre, Díaz-Canel soltó en redes sociales que “no hay reveses en luchar por la Patria, sino múltiples victorias posibles”, asegurando que así es como mejor se honra al Comandante. Según él, Fidel está “en plenitud de sobrevida” y sigue siendo “constante, guía, reto, ejemplo y desvelo”. Una oda más al culto de personalidad que el régimen no se cansa de alimentar.
El gobernante también calificó la fecha como “el inicio de un año simbólico” que conducirá al centenario del nacimiento de Castro en 2026. Todo esto, mientras en la isla la realidad no podría ser más distinta: apagones eternos, neveras vacías, farmacias sin medicinas y salarios que no alcanzan ni para un cartón de huevos.
En la Cuba real, la que no sale en la prensa oficial, la gente se las ve negras para llegar a fin de mes, conservar la comida sin electricidad o encontrar un medicamento sin tener que depender de una “lucha” milagrosa o de la ayuda enviada desde el exterior. El contraste con la pompa oficial no puede ser más insultante.
Aun así, el régimen arrancó las celebraciones desde la víspera, con una exposición artística a cargo de Alex Castro, uno de los hijos del difunto dictador. Un gesto que, para muchos, es la típica autocomplacencia de una cúpula que vive desconectada del sufrimiento del pueblo.
La propaganda insiste en glorificar a Castro, pero la historia que cuentan las calles de Cuba es otra: medio siglo de escasez, represión y promesas rotas. Las nuevas generaciones, más conectadas y menos crédulas, ya no tragan con la fábula del “Comandante eterno”. Y por más discursos que dé Díaz-Canel, la realidad es que el legado de Fidel se resume en ruinas, colas y miseria.