El cantautor oficialista Raúl Torres volvió a ponerse el traje de trovador del régimen este 13 de agosto, estrenando una nueva oda al dictador Fidel Castro con motivo del que habría sido su 99 cumpleaños. El tema, titulado “Soy por Fidel”, no es más que otro capítulo en la interminable campaña propagandística para mantener viva la imagen del fallecido tirano, apelando a la nostalgia y a un culto a la personalidad que ni la miseria actual ha logrado sepultar.
Con el mismo tono reverente y adulador que usó en “Cabalgando con Fidel” o “El regreso del amigo” —esta última dedicada a Hugo Chávez—, Torres se lanza ahora con versos como “Fidelidad por siempre nos quedará, qué falta nos haces, papá”, una frase que retrata perfectamente el adoctrinamiento y la sumisión política que el régimen fomenta.
El estreno no pasó por la radio ni la televisión nacional, sino que fue lanzado en las redes sociales del propio músico, acompañado de la voz de la cantante Vania Borges. El estribillo, bañado en retórica hueca, pinta a Fidel como un faro de guía y esperanza, intentando reforzar la idea de que su ausencia dejó un vacío colectivo. Una narrativa que contrasta con la realidad de un país hundido en apagones, hambre, represión y un éxodo masivo sin precedentes.
En paralelo, Torres aprovechó para quejarse del algoritmo de Facebook, acusando a la plataforma de limitar el alcance de sus publicaciones. Un lamento curioso, viniendo de alguien que canta loas a un régimen que sí censura, bloquea y silencia de manera sistemática a toda voz crítica dentro de la Isla.
No hay que olvidar que este trovador fue el autor de “Patria o Muerte por la Vida”, una canción que Google clasificó como la peor de 2021 y que se convirtió en símbolo del ridículo propagandístico en plena crisis nacional. Aun así, Torres se mantiene firme en su papel de vocero musical del castrismo, aferrado a un discurso que cada día cala menos en una población que, entre colas interminables y derrumbes, ya no compra ni versos ni consignas.
Esta nueva entrega musical no es solo un homenaje a un dictador; es un recordatorio de cómo el aparato cultural del régimen sigue siendo utilizado para blanquear la historia, manipular la memoria colectiva y distraer del presente desastroso que vive Cuba.