Centro Habana amaneció estremecida este jueves tras un nuevo episodio de violencia machista que vuelve a dejar en evidencia la desprotección absoluta de las mujeres en Cuba. Una joven fue asesinada en una vivienda de la calle Amistad, entre San José y Barcelona, presuntamente por su pareja, quien le asestó una puñalada y la dejó abandonada en el baño.
Vecinos aseguran que, después de cometer el crimen, el agresor pasó el día deambulando por la zona como si nada, incluso vendiendo un perro que tenía como mascota. No fue hasta las ocho de la noche que decidió entregarse a la policía, alegando que había actuado bajo los efectos de las drogas.
En horas de la madrugada, la policía y criminalística se aparecieron en el lugar para iniciar la investigación. Sin embargo, para muchos residentes, ya no se trata de esclarecer un caso aislado, sino de enfrentar una epidemia de feminicidios que el régimen prefiere esconder debajo de la alfombra.
En redes sociales, conocidos de la víctima la describieron como una muchacha trabajadora, que incluso mantenía económicamente a su pareja. Algunos señalan que la relación estaba marcada por una dependencia económica que terminó en tragedia, mientras otros piden esperar a que se confirmen todos los detalles.
Este asesinato engrosa una lista que sigue creciendo sin freno. Según confirmaron esta semana las plataformas independientes YoSíTeCreo en Cuba y el Observatorio de Género de Alas Tensas, ya son 22 las mujeres asesinadas por razones de género en lo que va de 2025. Con este caso, la cifra sube a 23, aunque el nombre de la joven aún no se ha revelado.
En un país donde el Estado se ufana de “proteger al pueblo” pero ni siquiera ofrece estadísticas oficiales sobre feminicidios ni mecanismos reales de protección, cada una de estas muertes es también un crimen de la indiferencia del régimen. Porque mientras la propaganda habla de “conquistas sociales”, la realidad es que las mujeres cubanas siguen desamparadas, a merced de un sistema que las olvida hasta después de muertas.