El reconocido actor cubano Jorge Martínez abrió su corazón en redes sociales para hablar de uno de los momentos más duros de su vida: la batalla contra el cáncer. En un video sincero y lleno de humanidad, el artista confesó que en medio de la desesperación también buscó esperanza en la medicina tradicional y en prácticas espirituales.
“Cuando uno está enfermo se agarra de lo que sea”, dijo Martínez, recordando su visita a un hombre conocido como Cristóbal, o “Cristo”, en el pueblo de Fomento, Sancti Spíritus. Allí, según contó, atendía a personas que buscaban un respiro donde la medicina oficial no alcanzaba.
El actor fue claro al subrayar que no lo curó un milagro, sino un conjunto de factores: tratamientos médicos, opciones alternativas y, sobre todo, la fuerza mental para no dejarse caer. “Yo lo intenté todo, porque lo que quería era vivir”, confesó.
Martínez decidió hablar ahora porque recibe constantemente mensajes de personas que pasan por lo mismo. “No es que yo diga que esa persona hace milagros, pero sí fue parte de mi proceso, en ese tiempo donde uno no tiene a qué aferrarse”, señaló. Recordó incluso que cuando iba a verlo, ya desde las seis de la mañana había colas de gente buscando esa chispa de esperanza.
En su testimonio, el actor dejó un mensaje cargado de fe y resistencia: “Les deseo salud, que no pierdan la fe y que siempre le pongan mente positiva a la vida”. Palabras sencillas, pero que vienen de alguien que ya ha mirado de frente a la muerte.
Martínez reveló además que vive con un solo pulmón, tras enfrentar dos episodios de cáncer: uno hace 12 años y otro más reciente en la garganta. En medio de su recuperación perdió el paladar, las glándulas salivares y llegó a pesar apenas 42 kilos. Pasó largas etapas solo, sin ayuda, hasta que una amiga lo llevó a Italia, donde pudo estabilizarse.
El público cubano lo recuerda como uno de los rostros más queridos de la televisión, pero también como víctima de la censura castrista. En 2006, el régimen ordenó sacar del aire su exitoso programa “El Expreso”, solo porque decidió casarse en pantalla con su pareja, una bailarina del colectivo. Para los burócratas de la cultura aquello fue “inaceptable”.
El propio Jorge reconoció años después que lo dejaron sin respaldo institucional, aunque nunca sin el cariño de la gente. Ese contraste refleja lo que pasa en Cuba: un pueblo noble que apoya a sus artistas y un régimen que los reprime si no encajan en su molde.
Hoy, con su ejemplo de resistencia, Jorge Martínez no solo habla de salud y esperanza. También encarna la fuerza de un cubano que, aun con las cicatrices de la enfermedad y de la censura, se mantiene de pie, mirando hacia adelante y recordándonos que ni la enfermedad ni la dictadura logran apagar del todo la luz de un artista verdadero.