Las redes sociales vuelven a ser escenario de un debate clásico dentro de la diáspora cubana: ¿mandar ayuda a la familia es alimentar la dictadura? Esta vez, la protagonista es Dailenys (@dailenysnb), una creadora cubana en Estados Unidos que se hizo viral en TikTok tras responder con fuerza a un comentario que la acusaba de “sostener el comunismo” por enviar uniformes escolares a su cuñada en la isla.
En el video, que ya acumula miles de reproducciones, Dailenys aparece con un primer plano y un mensaje bien claro en pantalla: “Mientras mis padres estén en Cuba, les voy a mandar todo lo que necesiten”. Sin rodeos, explicó que no manda dinero, sino productos comprados por ella misma y enviados directamente a su familia a través de canales particulares.
La joven fue tajante: “Mis padres y mi abuela no tienen culpa de vivir donde viven ni de la escasez. Voy a seguir mandándoles hasta el último producto que necesiten”. Y no se quedó ahí. A quienes la critican, les lanzó un dardo directo: “Si ustedes tienen familia en Cuba y no les mandan nada, ustedes son unos descarados, porque eso no llega a la dictadura, les llega a sus familias”.
El video desató una avalancha de comentarios y reacciones. La mayoría, de apoyo total. “La familia es sagrada, yo a los míos les mando todo lo que necesiten”, escribió un usuario. Otro fue más directo: “Por dejar de mandar no se va a caer el comunismo”. Y es que, para muchos, la ayuda entre familiares no tiene nada que ver con política, sino con amor y responsabilidad.
Algunos seguidores aprovecharon para preguntarle detalles sobre los uniformes. Dailenys contó que optó por polos blancos con cuello, muy parecidos a los que usan en las escuelas cubanas, para que en la isla simplemente les colocaran el distintivo reglamentario. Nada de improvisación: su apoyo está bien pensado y dirigido a cubrir necesidades reales.
Los mensajes de solidaridad no pararon. “Uno ayuda a la familia, no a la dictadura. El pueblo es el que está sufriendo”, comentó otra usuaria. Incluso hubo quien repitió sus palabras como lema: “Mientras mis padres estén en Cuba, no les faltará nada”.
El caso de Dailenys deja claro que el debate sigue vivo: muchos cubanos en el exterior se preguntan si mandar cosas a sus seres queridos es un gesto de amor o, como algunos lo ven, un “respaldo indirecto” al sistema. Para ella no hay dilema: la familia está primero, y ninguna crítica la hará cambiar de opinión.