En Cuba, cuando crees que ya lo viste todo, siempre aparece un nuevo capítulo de la novela interminable de la escasez y la picaresca. Esta vez, la noticia llega desde Florida, Camagüey, donde la policía descubrió una vivienda que operaba como un almacén clandestino de productos robados. La historia salió a la luz gracias al perfil oficialista El Cubano Fiel, que compartió los detalles de la operación.
Todo comenzó con un robo en una bodega local. Siguiendo las pistas, los agentes dieron con la casa que escondía lo que parecía un mini-mercado negro: estantes llenos de comida y productos que en la mayoría de los hogares brillan por su ausencia.
Según el informe, lo decomisado incluía café, coditos, spaghettis, vinagre, huevos, cigarros y tabacos, además de una suma considerable de dinero en efectivo. Vamos, prácticamente el sueño de cualquier cubano en medio de la crisis actual.
Este operativo confirma lo que muchos ya saben pero pocos dicen: existen circuitos ilegales bien montados que desvían recursos destinados a la población hacia el mercado clandestino. Lo que debería llegar a las bodegas termina escondido en casas particulares, donde luego se revende a precios mucho más altos.
El propio Cubano Fiel resaltó que la vivienda funcionaba como un almacén improvisado y que el hallazgo fue posible gracias a una investigación minuciosa que rastreó cada movimiento de los sospechosos hasta dar con el escondite. No fue casualidad, sino un seguimiento al estilo “serie policial cubana”.
Pero más allá del operativo y los decomisos, este caso refleja el trasfondo de la crisis: los cubanos están bajo una presión enorme para conseguir productos básicos, y esa necesidad es el caldo de cultivo perfecto para que florezcan la reventa, el acaparamiento y el robo de bodegas.
El ejemplo de Florida, Camagüey, demuestra que hay una relación directa entre la escasez oficial y la aparición de almacenes clandestinos. Si las bodegas están vacías, siempre habrá alguien que encuentre la manera de hacer negocio con lo que falta.
Aunque la policía presentó la incautación de alimentos y dinero como un éxito, lo cierto es que la raíz del problema sigue intacta. Cada vez se hace más difícil para la gente de a pie conseguir lo mínimo para vivir, y en ese vacío aparecen las redes ilegales. Es un círculo vicioso que no deja de repetirse en toda la isla.