El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos informó este jueves 14 de agosto sobre la captura de dos ciudadanos cubanos con antecedentes penales graves, como parte de su campaña “los peores entre los peores”.
En Austin, Texas, los agentes de ICE detuvieron a Juan Romero-Limia, de 50 años, un hombre condenado por agresión agravada con arma mortal, delito por el que ya había cumplido seis años de prisión.
Ese mismo día, en Riverside, California, fue arrestado Gustavo José González-Recarey, de 61 años, quien purgó una condena de 11 años tras ser hallado culpable de actos obscenos y lascivos contra un menor de edad.
Según ICE, ambos representan un riesgo directo para la seguridad pública en Estados Unidos y actualmente se encuentran bajo custodia federal, a la espera de su expulsión.
Cuba y la repatriación de criminales
Aunque en muchos de estos casos lo lógico sería deportar a los delincuentes directamente hacia la Isla, el régimen cubano suele negarse a recibir a sus nacionales con antecedentes criminales, lo que obliga a Washington a enviarlos a terceros países.
Esta práctica de La Habana no es nueva: el castrismo prefiere “exportar” sus problemas en vez de asumirlos, dejando a otros gobiernos la carga de lidiar con cubanos que ya fueron sancionados por crímenes graves.
Recientemente, la Corte Suprema de Estados Unidos abrió la puerta a deportaciones hacia países distintos a los de origen, anulando una orden previa que permitía a los migrantes alegar riesgos en esos destinos.
Casos recientes de cubanos detenidos
El caso de Romero-Limia y González-Recarey se suma a otros arrestos recientes de cubanos con historial delictivo en suelo norteamericano.
En Florida, ICE apresó a Andrés Guilarte, con antecedentes por tráfico de cocaína y robo de vehículo. En Nueva Orleans, a finales de julio, cayó Eduardo Luis Machín Pozo, de 64 años, condenado en Alabama por tráfico de drogas y posesión de sustancias peligrosas.
Otro de los más sonados fue el de Osvaldo Rabiero Álvarez, de 72 años, arrestado con un extenso expediente criminal que incluía falsificación, tráfico de cocaína y heroína, además de robo y agresión agravada.
El trasfondo de la crisis
Estos casos dejan en evidencia un problema de fondo: el régimen cubano lleva décadas exportando miseria, corrupción y delincuencia. Muchos de los que terminan en expedientes criminales en EE.UU. crecieron en una sociedad marcada por la falta de oportunidades, el deterioro social y un sistema que normalizó la ilegalidad como forma de sobrevivir.
Mientras tanto, la dictadura en La Habana se hace la de la vista gorda y hasta se lava las manos, negándose a recibir a sus propios nacionales cuando son deportados. En definitiva, un reflejo más de un sistema que nunca asume responsabilidades, pero que sigue condenando al pueblo cubano a vivir entre la escasez, la represión y la descomposición social.