El joven cubano Diego Vega García del Prado, conocido en Instagram como @dieego_blogger_, anda causando sensación en las redes con un video sencillo pero cargado de autenticidad, donde muestra un pedacito de lo que significa vivir en Cuba hoy.
Sin filtros, sin edición de lujo ni shows preparados, el muchacho se grabó enseñando algo tan común como su merienda y la cena hecha por su madre. Lo curioso es que, en medio de tanta escasez que aprieta a las familias cubanas, lo que para algunos puede parecer simple terminó despertando nostalgia, ternura y hasta polémica.
En su quinto día probando suerte como creador de contenido, Diego aparece disfrutando de una champola de mamoncillo, ese batido que muchos recuerdan con cariño. Pero la verdadera conversación comenzó cuando mostró lo que había de cena en la casa: salchichas en salsa de tomate con fruta del pan.
El debate por la “fruta del pan”
El plato de Diego desató comentarios de todo tipo. Una usuaria le escribió: “Ay, qué rico fruta del pan”, mientras otro le reclamaba en tono de broma: “Eso es yuca de toda la vida, ¿cómo que fruta del pan?”.
La realidad es que este alimento, conocido también como guapén o panapén, es un fruto tropical bastante grande que, al cocinarse, se parece en textura a la papa o al boniato. Se puede hervir, freír o asar, y tiene un sabor suave y algo dulzón. En Cuba no es tan común en todas partes, aunque sí abunda en la Isla de la Juventud y en algunos campos de provincias.
Más que comida, una mirada al día a día
Más allá de lo que había en el plato, lo que conectó con la gente fue la naturalidad del muchacho. Su video, sin adornos, refleja la humildad y la capacidad de disfrutar lo poco que hay en medio de tantas carencias. Como comentó un seguidor: “Un buen influencer muestra lo real, lo grande de la vida. Ese es el día a día de cada cubano”.
Y es verdad: lo que para muchos es un simple clip, para otros se convierte en un recordatorio de cómo la juventud en la Isla sobrevive entre inventos y sencillez, porque el régimen se ha encargado de vaciar los mercados y dejar a las familias ajustándose a lo que aparezca.
El video ya acumula miles de interacciones y ha abierto un debate no solo sobre la comida casera, sino también sobre la capacidad de los cubanos de crear contenido desde la verdad, sin maquillaje y sin propaganda.
Diego sigue grabando su día a día en Cuba y sueña con convertirse en un gran creador digital. Lo hace desde la realidad cruda de un país donde la juventud no tiene grandes oportunidades, pero sí la creatividad de contar su historia, aunque sea con un plato de salchichas y un pedazo de fruta del pan.