En Cuba, cada día nos llegan noticias que nos sacuden, pero pocas duelen tanto como esta. Un joven padre tunero, identificado como Anieski Salazar Armenteros, de apenas 33 años y con dos hijos pequeños, fue encontrado sin vida en su propia casa. Según reportes en redes sociales, todo apunta a que se habría quitado la vida, dejando tras de sí un vacío enorme en su familia y en quienes lo conocían.
La noticia se difundió a través del grupo de Facebook Desaparecidos en Cuba. Somos tu voz, donde se aseguró que Anieski atravesaba una fuerte crisis personal que lo llevó a tomar la trágica decisión de ahorcarse. No hablamos de un rumor cualquiera, sino de un caso que refleja la dura realidad que enfrentan muchos jóvenes en la isla, atrapados entre la desesperanza y las pocas salidas que la vida cotidiana les ofrece.
Lo más indignante es lo que ocurrió después. Según denuncian en redes, el hecho tuvo lugar en la madrugada en la comunidad de Guayabal, pero la policía no apareció hasta pasadas las once de la mañana. Y los peritos forenses, increíblemente, llegaron casi a las cinco de la tarde. Para entonces, el cuerpo de Anieski ya presentaba un estado avanzado de descomposición. Una demora que deja mucho que desear y que indigna a cualquiera.
Como si fuera poco, se asegura que el cadáver fue descubierto por su propio abuelo y enterrado en el cementerio más cercano sin siquiera consultar a la familia. Una situación dolorosa que convierte la tragedia en un doble sufrimiento: no solo perder a un ser querido, sino no poder despedirlo como merece.
A pesar del dolor, amigos y conocidos se volcaron en mensajes de cariño hacia Anieski. Muchos lo describen como un joven alegre, trabajador y buena persona. En el grupo Revolico Amancio, alguien escribió: “Esto es duro. Pero quien lo conoce sabe que él era un buen muchacho. Mis condolencias a su familia”. Otro, que fue su profesor, confesó conmovido: “Una excelente persona. Siempre alegre. Realmente no lo puedo creer”.
Más allá del caso personal, este suceso refleja una realidad preocupante: el suicidio en Cuba está en aumento, sobre todo entre los jóvenes. La crisis económica, la falta de oportunidades y el desespero constante son un cóctel que está cobrando demasiadas vidas.
Las estadísticas son frías, pero reveladoras. La Organización Panamericana de la Salud sitúa la tasa de suicidios en Cuba en 14,11 por cada 100.000 habitantes. La Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) reportó que en 2021 la tasa alcanzó 16 por cada 100.000, y en 2022 bajó a 12,9. Aun así, el panorama sigue siendo alarmante. Basta recordar que en 2015 el propio gobierno reconocía que el suicidio era la décima causa de muerte en la isla.
La historia de Anieski no es un caso aislado. Es el reflejo de una Cuba donde demasiadas personas sienten que ya no pueden más. Una realidad que debería ser atendida con urgencia, porque cada vida que se pierde así es una herida que queda abierta en la familia, en la comunidad y en todo un país.