El comediante cubano Mario Sardiñas, recordado por dar vida al simpático Chequera en el programa “Vivir del Cuento”, parece haber aterrizado en Estados Unidos, aunque él mismo no ha soltado prenda para confirmarlo oficialmente.
El rumor tomó fuerza después de que el restaurante Noventa Millas Pizza, en Tampa, publicara el 14 de agosto que el humorista había pasado por allí. Como prueba, colgaron una foto donde se le ve sonriente junto a una boya que marca “334 millas de Cuba”, copia del famoso hito de Key West que marca la cercanía con la isla.
El propio Sardiñas tampoco ha hecho mucho por apagar las habladurías. En su cuenta de Instagram subió un video promocionando la pizzería, y poco después otro spot para un negocio de flanes, en el que aparece manejando tranquilamente por una autopista estadounidense. Las señales son claras: el hombre está en el Yuma.
Claro, siempre hay escépticos que ponen en duda la veracidad de las imágenes. Pero la mayoría en redes no se anda con rodeos y asegura que Chequera ya está del otro lado del charco, siguiendo la ruta de tantos artistas cubanos que, cansados de la miseria cultural y material impuesta por el régimen, han buscado aire fresco en la libertad.
Con 49 años, esta no es la primera visita de Sardiñas a Estados Unidos. Lo que mantiene en vilo a sus seguidores es si ahora se trata de un simple viaje de paso o si finalmente decidió dar el salto definitivo y empezar una nueva etapa en Florida.
En la calle virtual se respira expectativa. Muchos recuerdan cómo varios de sus compañeros de “Vivir del Cuento” también dejaron atrás la censura y el control del oficialismo: Andy Vázquez (Facundo), Omar Franco (Ruperto), Irela Bravo (Cachita), Wilber Gutiérrez (Chacón), y hasta su inseparable colega en escena, Luis Silva (Pánfilo).
Lo cierto es que ni Sardiñas ni sus colegas han confirmado nada, pero el simple rumor ya tiene a miles de cubanos soñando con un reencuentro. “Ojalá se junten todos en Miami, queremos verlos actuar otra vez”, escriben muchos en redes, demostrando que el público de la isla —y de la diáspora— extraña con nostalgia aquel programa que durante más de 15 años sacó carcajadas en medio de la tristeza cotidiana que provoca la dictadura.
