¿Un filete de pez perro empanado al carbón en pleno apagón? Pues sí, así mismo lo hizo la cubana Karen Glln, y su receta no solo conquistó las redes sociales, sino que además puso a medio mundo a preguntarse: ¿qué pescado es ese?
La creadora de contenido (@karen_glln) decidió compartir cómo resolvió la cena en su casa cuando, como casi siempre en Cuba, se fue la corriente. En vez de complicarse, armó el fogón en el patio y se tiró una receta que ha dado de qué hablar: filetes de pez perro fritos y con salsa de cebolla. Una delicia improvisada que terminó siendo tendencia.
Lo curioso de todo esto es que la receta no solo llamó la atención por lo sabrosa que se veía, sino porque muchos cubanos comentaron que jamás habían oído hablar del pez perro. “Ni sabía que existía ese pescado”, escribieron algunos en tono incrédulo. Pero ahí estaba Karen, demostrándole a todos que en Cuba todavía hay sorpresas culinarias escondidas en el mar.
El proceso fue sencillo, pero con truco casero de los buenos. La madre de Karen comenzó preparando un adobo bien cargadito de especias, donde los filetes se bañaron para agarrar sabor. Luego vino el clásico paso: huevo batido y pan rallado. Y de ahí directo al aceite caliente, pero no en cocina de gas o eléctrica… no, ¡en un sartén sobre brasas de carbón! La crisis energética obligó a improvisar, y el resultado fue un pescado empanado con ese toquecito ahumado que solo el carbón puede dar.
Pero la cosa no quedó ahí. Para coronar el plato, cortaron cebolla en ruedas, la sofrieron en el mismo sartén y le echaron el jugo del adobo. Esa mezcla se convirtió en una salsa jugosa y aromática que cayó como anillo al dedo sobre los filetes recién fritos. El resultado: un plato crujiente por fuera, suave por dentro y con un sabor que hizo agua la boca a más de uno que vio el video.
Ahora, si te estás preguntando qué demonios es el pez perro, te cuento. Su nombre científico es Lachnolaimus maximus y resulta que es bastante común en las aguas cubanas. Lo curioso es que, pese a ser abundante, no muchos lo conocen o lo cocinan. Su carne blanca, firme y con un sabor suave lo hace perfecto para freír o asar, y sin dudas, después de la receta de Karen, más de un cubano se va a animar a buscarlo en la próxima salida de pesca.
En resumen: lo que empezó como una cena improvisada en medio de un apagón terminó siendo toda una clase de cocina criolla con sabor a creatividad y resistencia. Porque si de algo sabemos los cubanos, es de inventar en la candela… literal.