Irse para Brasil se ha convertido en una de las jugadas más comunes entre los cubanos que buscan escapar de la crisis y empezar de cero. Mientras otros destinos ponen cada vez más trabas, el gigante sudamericano aparece como una opción más “alcanzable”, aunque no por eso menos complicada.
En medio de la oleada migratoria que atraviesa la isla, Brasil se perfila como uno de los puntos más buscados. Su tamaño, sus fronteras abiertas y las comunidades de cubanos ya instaladas hacen que muchos lo vean como una tierra de oportunidades. Y aunque hay vías legales, la realidad es que gran parte de los que llegan lo hacen cruzando fronteras de manera irregular.
👉 Las rutas irregulares son el camino de miles. Una de las más transitadas es la de Bonfim, en el estado de Roraima, que conecta directamente con Guyana. También está Oiapoque, en Amapá, frontera con la Guayana Francesa, y el paso desde Surinam, igualmente en Amapá. Estos cruces son apenas un capítulo dentro de travesías largas y agotadoras que incluyen buses desvencijados, caminatas eternas y el riesgo constante de quedar varados.
Quienes toman esa decisión lo hacen porque las alternativas legales son pocas, lentas y costosas. Conseguir un visado para Brasil es casi misión imposible. Solo en los últimos seis meses, el consulado en La Habana entregó 445 visas de reunificación familiar, 838 de visita, 109 de estudios y apenas 10 de trabajo. Y ojo con este último: es prácticamente la única puerta directa a la residencia permanente, pero en todo 2024 solo 14 cubanos la lograron, y en 2025, hasta ahora, apenas cuatro.
Por eso, para la mayoría, la apuesta termina siendo pedir refugio. En el primer semestre de 2025, más de 19 mil cubanos solicitaron asilo en Brasil, superando incluso a los venezolanos. Sin embargo, la realidad es dura: entre enero y junio, el Comité Nacional para los Refugiados (Conare) aprobó apenas dos casos de cubanos, rechazó nueve y archivó más de diez mil.
Entonces, ¿por qué Brasil sigue estando en la mira de tantos? Pues porque, a pesar de los números rojos, ofrece ventajas: entrar por el norte es relativamente más fácil, ya hay comunidades cubanas que ayudan a los recién llegados, y la percepción general es que en Brasil hay más trabajo y estabilidad que en otros países de la región.
Al final, para muchos cubanos llegar a Brasil no significa tenerlo todo resuelto, pero sí representa una puerta entreabierta a un futuro distinto. Aunque el camino de la regularización sea largo y lleno de obstáculos, el simple hecho de pisar suelo brasileño ya es, para muchos, una victoria.
