La historia de Mailén Díaz Almaguer, la única sobreviviente del trágico accidente aéreo en La Habana en mayo de 2018, volvió a estremecer a los cubanos dentro y fuera del país. La joven compartió en su perfil de Facebook un mensaje cargado de emociones, donde abre su corazón para hablar del dolor, la fe y esa fuerza interior que la ha mantenido en pie a pesar de todo.
Con una sinceridad conmovedora, Mailén expresó que el tiempo y la fe en Dios han sido su medicina. “Dios usa el tiempo para sanar cada herida”, escribió, dejando ver que las marcas de la tragedia siguen ahí, pero que también existe una esperanza que la impulsa a seguir adelante.
Sus palabras llegan más de siete años después del accidente del vuelo DMJ-972, que se estrelló poco después de despegar de La Habana y cobró la vida de 112 personas, entre ellas su propio esposo. Ella fue la única que sobrevivió, enfrentando no solo la pérdida de seres queridos, sino también secuelas físicas muy duras.
En esta ocasión, su mensaje no se queda en el recuerdo del dolor, sino que refleja un camino de superación personal. Habla de cómo la fe cristiana la ha ayudado a convertir el sufrimiento en fortaleza, y de cómo, a pesar de las pruebas más duras, siempre se puede aprender algo que impulse a crecer.
“Si tienes a Cristo, no vas a estar libre de situaciones difíciles, pero sí convencido de que la victoria estará segura”, escribió en una declaración que resume su proceso de reconstrucción espiritual.
Lo cierto es que la historia de Mailén trasciende lo personal. En un país como Cuba, donde el régimen controla y manipula cada tragedia para sacar rédito político, ella se ha convertido en un símbolo de resistencia y esperanza. No necesitó discursos oficiales ni homenajes vacíos; bastó su voz sincera para recordar que la vida puede levantarse incluso de entre los escombros.
Su testimonio vuelve a demostrar que, aunque el accidente marcó su destino, Mailén eligió enfrentarlo con fe, gratitud y una voluntad que se niega a dejarse vencer. Un mensaje que resuena con fuerza en medio de la realidad cubana, donde la gente sobrevive a diario entre la desidia del régimen y la esperanza de un futuro distinto.