El nombre de El Taiger sigue sonando fuerte, aunque lamentablemente ya no esté físicamente con nosotros. Y es que el próximo 5 de septiembre, el Flamingo Theater Bar de Miami abrirá sus puertas para rendir homenaje a José Manuel Carbajal Zaldívar, el reguetonero que hubiera cumplido 38 años un día después, el 6 de septiembre.
La idea parece noble: una noche de música con amigos, colegas y artistas que compartieron escenario y vida con El Taiger, además del estreno de su primera canción póstuma. Todo lo recaudado irá destinado a sus cuatro hijos, quienes hoy cargan no solo con la ausencia de su padre, sino también con la incertidumbre que rodea su muerte.
Sin embargo, la polémica no tardó en explotar. En redes sociales muchos seguidores cuestionan si es apropiado hacer un homenaje público mientras todavía no se celebra el juicio contra el presunto asesino del cantante. Para un sector del público, el dolor sigue demasiado fresco y cualquier intento de celebración parece una distracción del reclamo principal: justicia para El Taiger.
Algunos internautas opinan que el homenaje es “prematuro”, que primero se debería cerrar el capítulo legal y luego, con la tranquilidad de una sentencia, honrarlo como se merece. En sus palabras: “no es momento de fiesta, sino de exigir respuestas”.
Pero también están los que defienden la iniciativa. Para ellos, el concierto no borra la exigencia de justicia, sino que busca mantener vivo el legado musical de El Taiger y, de paso, tenderle la mano a sus hijos en este momento tan difícil. “La música nunca muere”, escriben algunos, recordando que el artista siempre vivió entre canciones y aplausos.
Lo cierto es que el homenaje promete ser una noche intensa: invitados especiales, sorpresas y la interpretación de varios de sus éxitos más queridos. Además, la presentación de su tema póstumo servirá como un puente de conexión entre El Taiger y sus fanáticos, que aún sienten la herida abierta de su partida.
Los especialistas en cultura señalan que este tipo de eventos tienen un doble filo: por un lado, ayudan a inmortalizar la obra del artista y a sostener económicamente a su familia; por el otro, generan tensiones éticas cuando se realizan en momentos tan sensibles.
En definitiva, la polémica refleja algo más profundo: cómo la música y la justicia a veces chocan en el sentir de la gente. ¿Es correcto recordar a un ídolo mientras la herida aún sangra? ¿O acaso la mejor forma de honrarlo es justamente no dejar de cantar sus canciones?
Lo que está claro es que El Taiger, incluso después de su muerte, sigue generando conversación, debate y, sobre todo, emoción. Porque cuando un artista cala tan hondo, su voz jamás se apaga.