La salud en Cuba vuelve a ser noticia… y no por algo bueno. En el Hospital Provincial “Manuel Ascunce Domenech” de Camagüey, un tomógrafo estuvo roto durante meses, dejando a pacientes con cáncer, ancianos y enfermos graves en la total indefensión. Muchos tuvieron que viajar a otras provincias en busca de un servicio que, en teoría, debía estar garantizado en su propio hospital.
Cuando un general necesita, todo aparece
Pero la historia dio un giro inesperado cuando la madre del General de Brigada Roberto Jesús Viciana Mousset, director de la Unión de Industrias Militares, necesitó con urgencia el dichoso tomógrafo. ¡Y milagro! En cuestión de días, el hospital fue visitado por el mismísimo general, acompañado de directivos y especialistas en electromedicina.
De repente, el equipo que llevaba meses inservible quedó reparado, apareció una ambulancia nuevecita para trasladar a la paciente y se movilizaron todos los recursos que, curiosamente, no estaban disponibles para los ciudadanos de a pie.
El poder de los Viciana en Camagüey
La influencia de esta familia explica mucho. Uno de los hijos del general, Julio César Viciana Pérez, trabaja como médico en el propio hospital, al igual que su esposa. Y como si fuera poco, su sobrina Tamara Cabrera Viciana es fiscal en la provincia. Con semejante red de poder, no es de extrañar que la atención médica llegara rápido y sin obstáculos. Mientras tanto, miles de pacientes comunes siguen esperando un turno que nunca llega.
Una denuncia que duele
La historia salió a la luz gracias a una paciente que no tuvo miedo en contar lo que pasa:
“Con el estado de mi enfermedad y el abandono médico que he sufrido, no pueden hacerme más daño del que ya me han hecho a mí y a tantos pacientes con cáncer. Esto no es solo contra mí, es contra todo el pueblo cubano”.
Sus palabras retratan perfectamente el sentimiento de abandono que miles de cubanos experimentan en un sistema que se vende como “Potencia Médica” pero que, en la práctica, es un club privado para militares y dirigentes.
La indignación del pueblo
En redes sociales, la reacción fue inmediata. Mensajes de rabia, impotencia y hasta sarcasmo inundaron los comentarios. “Con esa cara de narcisista un día vas a pagar todos tus crímenes”, escribió un usuario. Otro fue más directo: “Descarado”. Y no faltaron los que usaron un solo emoji 💩 para resumir lo que sienten.
Un sistema de salud con dos caras
El caso del tomógrafo en Camagüey demuestra lo que muchos ya saben: en Cuba la injusticia no está solo en los equipos rotos o en los hospitales en ruinas, sino en cómo se asignan los recursos. Para el pueblo, escasez y abandono; para los de arriba, privilegios inmediatos.
Y así, la llamada “Potencia Médica” queda al desnudo: un sistema que debería garantizar un derecho humano básico, pero que funciona como un privilegio exclusivo reservado a quienes tienen poder.