Cuando uno piensa en el Caribe, se imagina playas paradisíacas, hoteles de lujo y un mojito en mano mirando el atardecer. Eso es justo lo que encuentran los cubanos que han cambiado Varadero por Punta Cana. Y es que, mientras la República Dominicana disfruta de un boom turístico que no se detiene, Cuba atraviesa uno de sus peores momentos en la industria que antes le salvaba la economía.
Punta Cana, el punto de encuentro de los cubanos
Para miles de familias cubanas separadas por fronteras y crisis migratorias, Punta Cana se ha convertido en ese lugar donde los abrazos no se cancelan por falta de luz ni los besos se atrasan por trámites burocráticos. ¿La razón? República Dominicana ofrece lo que Cuba ya no puede garantizar: vuelos accesibles, visados simples y resorts con comida abundante y comodidades modernas.
En los primeros seis meses de 2025, más de 43 mil cubanos entraron a Dominicana. Y ojo: no todos iban de vacaciones. Muchos viajaban con un único objetivo: reencontrarse con hijos, padres o hermanos que llevan años sin pisar la Isla.
Viajar a Cuba o viajar a Dominicana: la gran diferencia
¿Vale la pena pagar un boleto carísimo, sufrir apagones diarios y hospedarse en hoteles donde hasta el pan escasea? Muchos cubanos en el exilio han respondido con un “no rotundo”. En cambio, Dominicana se vende sola: vuelos directos desde Miami y La Habana, y un servicio hotelero que no tiene comparación con lo que hoy se encuentra en Cuba.
La debacle del turismo en la Isla
Según datos oficiales, Cuba recibió 1,577,330 visitantes internacionales entre enero y junio de 2025, lo que significa casi 320 mil turistas menos que en el mismo período del año pasado. Y si hablamos de emisores claves como Rusia y Canadá, la caída es todavía más dramática. Mientras tanto, los hoteles de Varadero y Cayo Coco están semivacíos, con una ocupación de apenas 24 %.
El contraste es doloroso: en Dominicana los hoteles rebasan el 80 % de ocupación en temporada alta, mientras Cuba sigue construyendo instalaciones que, en la práctica, nadie ocupa.
El turismo de los abrazos
Agencias de viajes en Dominicana han visto un filón: el “turismo del reencuentro”. Paquetes que incluyen visa, vuelo y hotel por unos 2,000 dólares, pensados no tanto para vacacionar, sino para volver a abrazar a mamá, conocer al nieto nacido en el extranjero o simplemente estar juntos unos días sin las restricciones cubanas.
El aeropuerto de Punta Cana se ha vuelto escenario de películas familiares: abuelos que rompen en llanto, madres que corren a besar a sus hijos y risas que devuelven, aunque sea por un rato, la sensación de hogar perdido.
Punta Cana, el nuevo Varadero
Mientras el gobierno cubano insiste en culpar al embargo y a factores externos, Dominicana entendió que el turismo también puede ser un acto de humanidad. Por eso, hoy Punta Cana es el nuevo Varadero de los cubanos, pero con una gran diferencia: allí no hay colas, apagones ni desabastecimiento. Solo abrazos, ron y esa alegría que se siente cuando la familia vuelve a estar junta.
Y lo que viene es más grande: todo apunta a que esta tendencia seguirá creciendo. Si Cuba no cambia, cada vez más familias preferirán reencontrarse en Dominicana antes que regresar a la Isla.