El youtuber cubano Víctor González, creador del canal Víctor G., compartió recientemente su historia llena de emociones encontradas: la ilusión de llegar a México y la frustración de no poder regresar. Lo que comenzó como un sueño cumplido, hoy se ha convertido en un ejemplo de las dificultades migratorias que enfrentan muchos jóvenes cubanos.
En un extenso video publicado en su canal, Víctor relató cómo pasó de la emoción de pisar México por primera vez, a la impotencia de perder la residencia temporal que tanto le costó obtener. “Me duele muchísimo haber perdido la residencia temporal que me costó tanto sacrificio y que esperé dos años para poder pasar a la permanente”, confesó.
Su primera llegada al país azteca fue un verdadero reto. Llegó con un visado Schengen múltiple que, en teoría, no le permitía entrar a México. Tras varios minutos de tensión en el aeropuerto, y con la suerte de que un amigo contestara la llamada de Migración, recibió finalmente el ansiado sello: “Bienvenido a México”. Una experiencia que lo dejó fascinado por la cultura, la modernidad y la abundancia de los mercados, en marcado contraste con la realidad cubana.
Motivado por esa experiencia, Víctor decidió gestionar su residencia temporal mexicana para poder viajar libremente. Pero la ilusión se desmoronó dos años después. Para pasar de la residencia temporal a la permanente, el proceso requería más de 3,000 dólares, una cifra que él no tenía en ese momento. Problemas financieros y complicaciones con los cobros de su canal de YouTube se sumaron a la situación. “El abogado me dijo que podía poner el dinero y yo se lo pagaba después, pero no me gusta vivir con deudas… y así perdí mi residencia”, explicó.
Actualmente, con el visado Schengen vencido y sin residencia mexicana, Víctor asegura que su única esperanza es obtener el pasaporte español, un trámite que ya inició y que se ha demorado más de un año en la embajada en La Habana. Mientras tanto, permanece en Cuba, enfrentando los mismos obstáculos migratorios que millones de compatriotas: un pasaporte nacional que abre muy pocas puertas y deja más negativas que oportunidades.
“En estos momentos mi situación migratoria es como la de cualquier otra persona en Cuba: no tengo opción. Hasta que no tenga el pasaporte español, no puedo regresar a México ni cumplir mi sueño de seguir viajando”, reconoció.
La historia de Víctor González refleja la montaña rusa emocional de muchos cubanos que buscan nuevas oportunidades fuera de la isla. De la ilusión de recorrer el mundo a la frustración de los trámites interminables y las limitaciones económicas, su relato muestra con crudeza los sacrificios que implica perseguir un futuro fuera de Cuba.