El régimen cubano sigue empeñado en rendirle culto a Fidel Castro de formas cada vez más delirantes. Ahora, la última jugada propagandística incluye la siembra de cien cedros para formar, desde el aire, la palabra “FIDEL”, como si el país no tuviera problemas más urgentes que atender.
La iniciativa, llevada a cabo en Artemisa y Matanzas, es parte de la maquinaria política que calienta motores rumbo al centenario del dictador en 2026. Según la televisión oficial, la plantación estuvo a cargo de tropas especiales que participaron con solemnidad casi religiosa.
Durante el acto, el teniente Pedro Jesús Pérez Pino aseguró que “los cien árboles forman el nombre de FIDEL, el nombre de nuestro querido comandante en jefe”, subrayando que “siempre lo tendremos en la memoria”. La frase sonó más a consigna que a homenaje natural.
Para colmo, la periodista oficialista Katyushka Blanco llevó la metáfora al extremo, afirmando que el cedro simboliza “fuerza, grandeza, dignidad y coraje” y que su madera “es la misma que formó el espíritu, el alma y el cuerpo de Fidel Castro”. Una comparación que roza lo litúrgico y deja claro que en Cuba la botánica también se usa para adoctrinar.
En otro momento del evento, soldados recibieron el carné del Partido Comunista mientras el primer teniente Julio César Salgado Mir soltaba la frase: “En estos momentos yo me siento ahora mismo Fidel Castro”, demostrando hasta qué punto la propaganda oficial puede nublar la identidad individual.
La fiebre de cedros no quedó en Artemisa. En Matanzas, la oficialista Tania Guevara celebró la siembra de otros cien árboles describiéndolos como “fuertes, resistentes y enormes”, llegando incluso a decir que Fidel fue “mandado por Olofi para poner orden y felicidad en Cuba”. El mensaje fue más espiritual que agrícola, pero todo sirve para mantener viva la narrativa del régimen.
Mientras tanto, el plan es extender estas plantaciones a más unidades militares y envolverlas en actos, discursos y consignas que alimenten el culto al dictador, aunque la realidad nacional cuente otra historia: hambre, apagones, falta de medicinas y una juventud que sueña con emigrar.
La campaña política, titulada “Cien años con Fidel”, incluye exposiciones de fotos, programas escolares y hasta comedores comunitarios en Guantánamo con capacidad para apenas diez personas. Un “logro” que evidencia el contraste entre la propaganda de justicia social y la dura precariedad que sufre la gente en las calles.
Desde el Palacio de la Revolución, Miguel Díaz-Canel aseguró que Fidel está “en plenitud de sobrevida”, como si su figura pudiera resolver el caos actual. Pero para millones de cubanos, estas ceremonias no son más que una distracción mientras el país se hunde en la peor crisis económica en décadas.