En Cuba la paciencia se agota, y esta vez el detonante fue algo tan básico como el agua. Vecinos de Centro Habana salieron a protestar en la famosa calle Reina después de varios días sin una gota en las tuberías. Lo que pasó anoche no fue un simple berrinche: fue el reflejo de un problema crónico que afecta a miles de familias cubanas desde hace décadas.
Las redes sociales se llenaron de videos e imágenes donde se veía a la gente bloqueando la calle con cubos, tanques y recipientes vacíos. Una imagen poderosa: cubanos exigiendo lo que debería ser un derecho garantizado. El mensaje era claro: “sin agua no se puede vivir”.
Los testigos aseguran que la situación ya se volvió insostenible. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) no tardó en pronunciarse, recordando que el derecho a manifestarse y expresar inconformidad debe respetarse. Además, lanzaron un dato demoledor: el 89% de las familias en la isla vive bajo condiciones de pobreza. Si a eso le sumamos que ni siquiera hay acceso estable a lo más básico, la indignación está más que justificada.
El propio Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos reconoció que el país atraviesa una “situación crítica”. Según ellos, la culpa la tiene la sequía, las averías en los sistemas de bombeo y, por supuesto, los apagones que afectan todo. O sea, una cadena de problemas que nunca encuentra solución real.
Las cifras son alarmantes: más de 248,000 personas en toda Cuba no reciben agua de manera regular. Y en el oriente del país la cosa está peor: alrededor de 860,000 cubanos viven con restricciones severas. En La Habana, los vecinos saben que esto no es nuevo; barrios enteros han pasado meses sin agua corriente, obligados a cargar cubos desde kilómetros de distancia.