En Cuba ya ni el béisbol se salva de la crisis. El histórico equipo de Santiago de Cuba tuvo que suspender su entrenamiento el miércoles porque, sencillamente, no había comida ni para una meriendita. Así lo denunció el reportero independiente Yosmany Mayeta, quien asegura que la situación dejó a los peloteros sin fuerzas para continuar la práctica.
Fuentes cercanas al equipo confirmaron que “no había nada para darles de comer, ni siquiera algo ligero”, reflejando el nivel de deterioro que sufre el deporte cubano, golpeado por la escasez, los apagones y la desorganización que impera en todas las áreas.
El deporte nacional en caída libre
El béisbol, orgullo de generaciones y símbolo de la identidad cubana, atraviesa uno de sus momentos más oscuros. Los jugadores entrenan sin la alimentación adecuada, los estadios parecen ruinas y el éxodo de talentos hacia ligas extranjeras sigue creciendo sin freno.
Que un equipo como Santiago de Cuba, referente del deporte nacional, no pueda garantizar la nutrición básica de sus atletas es una muestra clara de la decadencia de un sistema que ya no puede sostener ni su propio orgullo deportivo.
Reconocimientos oficiales que saben a poco
En julio pasado, el propio Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder) tuvo que admitir ante la Asamblea Nacional que más de la mitad del calendario deportivo fue cancelado por culpa de la escasez de alimentos y la crisis energética.
Cristina Luna Morales, presidenta de la comisión parlamentaria de Salud, Cultura y Deporte, reconoció que la preparación de los atletas está en caída libre, mientras la cifra de practicantes se desploma en todo el país.
Incluso el presidente del Inder, Osvaldo Vento Montiller, confesó que han tenido que crear huertos y pactar con campesinos para garantizar “mínimamente” la dieta de los deportistas. Una realidad que deja en evidencia que el problema no es la falta de recursos, sino la mala gestión y el abandono oficial.
Una muestra más del fracaso del régimen
Mientras los atletas pasan hambre y el béisbol se desmorona, el régimen sigue invirtiendo millones en hoteles de lujo que casi nadie visita. La crisis del deporte en Cuba no es solo económica: es política. Y el caso del equipo de Santiago de Cuba lo demuestra con dolorosa claridad.