La cadena estatal Tiendas Caribe volvió a dar de qué hablar al inaugurar un punto de venta de motos de combustión en Holguín, promocionándolo como “buenas noticias para los motociclistas”. Pero la realidad es otra: los precios, que van de 2,130 hasta 6,590 dólares, son un golpe directo al bolsillo de un pueblo que apenas sobrevive con salarios de miseria.
Un lujo que solo unos pocos podrán pagar
El nuevo local, ubicado en la Tienda Universal de la Carretera Central, abrió con bombo y platillo, exhibiendo marcas como Suzuki, Haojue y Nipponse. Los directivos lo presentaron como una “oportunidad” para la población, aunque la mayoría sabe que se trata de un lujo reservado para quienes reciben remesas del exterior o están metidos en negocios privados que generen divisas.
En la página oficial de Facebook de Tiendas Caribe Holguín, la empresa se vanagloria de incluir en el precio la tramitación de la documentación del vehículo, como si eso fuera un favor extraordinario y no un requisito básico en cualquier parte del mundo.
Precios de locura y pagos en dólares
Las tarifas publicadas son de infarto: desde 2,130 USD por la Nipponse R1 hasta 6,590 USD por la Suzuki DS250, pasando por modelos intermedios que igualmente resultan prohibitivos para el trabajador común. Y como si fuera poco, los pagos solo se aceptan en divisas mediante tarjetas internacionales o prepago. Si alguien solo tiene efectivo, debe primero adquirir una tarjeta Clásica y cargarla con dólares, asegurando que cada centavo termine en las arcas del régimen.
La indignación ciudadana no se hizo esperar
Aunque el gobierno intenta vender la idea de “calidad garantizada”, la mayoría de los comentarios en redes sociales apuntan a la desconexión brutal entre los precios en dólares y la realidad del país, donde los salarios rondan los 20 USD al cambio real.
“¿Alguna solución para los coleros revendedores?”, reclamó un usuario. Otro respondió que en la puerta de la tienda ya venden los turnos a 200 USD. Y las quejas por los precios no se quedaron atrás: “En otros países esas mismas motos, o mejores, se consiguen por menos de la mitad”, señaló Ali Hernández Alameda.
Rodrigo Torres, al convertir los precios a moneda nacional, soltó la indignación: “3,320 USD son más de 1,3 millones de CUP. ¿Y al pueblo le pagan en pesos? ¡Abusadores!”. Mientras tanto, Papo López denunció que los precios son aún más altos en Holguín que en La Habana, aunque ambas son tiendas del Estado: “Nos estamos matando nosotros mismos. Un precio aquí y otro en Oriente es una falta de respeto. No les compren nada, que se les pudra”.
La dolarización avanza y el pueblo queda fuera
Desde inicios de 2025, el régimen ha acelerado la apertura de tiendas que operan exclusivamente en dólares, profundizando la brecha entre quienes tienen acceso a divisas y quienes sobreviven con pesos cubanos. En febrero, el Ministerio de Comercio Interior anunció la apertura de 50 nuevas tiendas dolarizadas y, para mayo, ya había más de 85 en todo el país.
Esta política solo confirma una realidad: en Cuba, acceder a bienes esenciales ya depende de tener dólares, mientras la mayoría de la población queda relegada a la pobreza y la escasez. El gobierno sigue montando vitrinas de lujo, pero el pueblo sigue sin poder llenar su nevera ni soñar con una moto que, según el discurso oficial, sería “para todos”.