El diario estadounidense The Washington Times lanzó una bomba informativa: el régimen cubano estaría enviando miles de soldados a luchar por Rusia en la guerra contra Ucrania, moviéndose en silencio como un proveedor de carne de cañón para sostener el esfuerzo bélico de Moscú.
Según el reporte, entre 6.000 y 7.000 cubanos estarían combatiendo en las filas rusas, lo que los coloca como la segunda mayor fuerza extranjera en ese conflicto, solo detrás de los norcoreanos. Un dato que deja claro hasta dónde está dispuesto a llegar el castrismo para mantener viva su alianza con el Kremlin.
Viejas mañas con un nuevo disfraz
El artículo, firmado por Wilson Beaver y Andre Rainville, recuerda que esto no es nada nuevo para la dictadura cubana. Desde los años 60, La Habana envió tropas, asesores y médicos a conflictos en África, Medio Oriente y el Caribe, siempre siguiendo las órdenes de Moscú y desafiando a los aliados de Estados Unidos.
Pero la diferencia ahora es evidente. Ya no se trata de “internacionalismo socialista”, sino de contratos de guerra. Soldados enviados no por ideología, sino por dinero. Un negocio frío que revela el grado de desesperación económica de la isla y el cinismo del poder.
El precio de un soldado cubano
El informe señala que Rusia, con más de 800.000 bajas entre muertos y heridos, necesita urgentemente refuerzos sin arriesgar protestas internas por nuevas movilizaciones. Y ahí entra La Habana, ofreciendo hombres a cambio de beneficios: deudas perdonadas, créditos y apoyo en medio del desastre energético que asfixia al pueblo cubano.
Hasta un 40% de los reclutas provienen de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, lo que desmonta la falsa narrativa de “neutralidad” que vende el régimen. Según documentos filtrados, un cubano puede pasar de ganar apenas 160 dólares al año en la isla a recibir unos 30.000 dólares en el frente ucraniano, además de la promesa de ciudadanía rusa para ellos y sus familias.
Reclutamiento engañoso y cifras alarmantes
Pero no todo es dinero. El artículo también denuncia que muchos jóvenes fueron engañados por reclutadores que les prometieron trabajos civiles, solo para descubrir, ya en suelo ruso, que serían enviados al combate.
El activista Orlando Gutiérrez Boronat aseguró que alrededor del 10% de los cubanos reclutados murió durante su primer año de guerra, mientras un 30% resultó herido. Los servicios de inteligencia de Ucrania calculan que hasta 20.000 cubanos se han incorporado al ejército ruso desde 2022, una cifra que deja al descubierto la magnitud del negocio.
Un régimen dispuesto a todo
La conclusión es dura pero inevitable: Cuba sigue siendo un país hundido en la crisis, incapaz de garantizar comida, electricidad o libertad a su gente, pero dispuesto a enviar a sus ciudadanos a morir por los intereses de otro gobierno, solo para mantener un poco de oxígeno económico.
Lejos de cambiar, el castrismo revive sus viejas alianzas, ahora con menos ideología y más oportunismo, usando la necesidad y la desesperación del pueblo cubano como moneda de cambio.