Si creías que lo peor de la conectividad en Cuba era la señal lenta o los apagones, prepárate: en Santiago de Cuba los robos a radiobases de ETECSA se están volviendo rutina. Solo en lo que va de 2025, al menos 17 instalaciones han sido vandalizadas, muchas de ellas recién estrenadas, dejando a miles de usuarios incomunicados.
Nuevo golpe en San Vicente
La última víctima fue una radiobase en San Vicente, que dejó sin servicio de telefonía móvil ni internet a más de 2.500 personas. Según ETECSA, los delincuentes no solo se llevaron las baterías —el blanco más codiciado—, sino que también destrozaron rectificadores, cables y otros equipos de alto costo. La instalación estaba lista para funcionar al día siguiente, pero ahora su reparación es incierta.
Consecuencias para la gente
Los habitantes de San Vicente han tenido que desplazarse kilómetros solo para conseguir señal, un lujo en tiempos donde internet y llamadas son vitales para gestiones, trabajo y contacto con familiares. La ubicación aislada de las radiobases complica la captura de los culpables, que en muchos casos se llevan las baterías para venderlas en el mercado negro o para alimentar inversores domésticos.
Un patrón que se repite
El incidente no es aislado. Trabajadores de ETECSA han denunciado ataques múltiples, incluso hasta seis veces a la misma radiobase. Entre los equipos más codiciados están los bancos de baterías, rectificadores y combustible de grupos electrógenos, de alto valor en el mercado informal. El ingeniero Luis Enrique Torres Almarales calificó los hechos como “sabotajes intencionales” que afectan tanto a la economía nacional como a la conectividad de las comunidades.
Advertencias y sanciones
El gobierno ha prometido castigos severos: bajo el artículo 125 del Código Penal, estos sabotajes pueden llegar a 15 años de cárcel, catalogándolos como delitos graves que amenazan la seguridad nacional. Sin embargo, críticos señalan que la narrativa oficial también sirve para tapar el deterioro del mantenimiento y la vulnerabilidad de la infraestructura tecnológica. Robos similares también se reportan en Holguín, lo que confirma que el problema es más amplio que Santiago de Cuba.
Sin solución a la vista
ETECSA ha reforzado el monitoreo remoto de sus radiobases, pero los delincuentes han encontrado formas de evadir las alarmas, entrando por la parte trasera de los gabinetes. Mientras tanto, los cubanos siguen incomunicados cada vez que ocurre un robo, y el panorama no parece mejorar: apagones prolongados, falta de vigilancia y la creciente ola de vandalismo mantienen al sistema al borde del colapso.
En resumen, las radiobases en Santiago no solo sufren por falta de mantenimiento, sino que enfrentan una amenaza constante de robos y vandalismo, que afecta directamente la vida diaria de miles de personas.