Un hecho de sangre estremeció a Ciego de Ávila y volvió a poner sobre la mesa la crisis de seguridad que vive Cuba. Yisan Arrechea, un joven de apenas 32 años, fue asesinado de manera brutal en el reparto Lugones, donde recibió múltiples puñaladas antes de que lo degollaran. Según fuentes locales, el crimen estaría relacionado con un conflicto pasional.
Vecinos de la zona aseguran que dos hombres participaron en el ataque, uno de ellos un exconvicto y expareja de la mujer que actualmente estaba con Yisan. La violencia del hecho dejó atónitos a los residentes y, lo más doloroso, a un niño pequeño que ahora queda sin su padre.
Dolor y exigencia de justicia en redes sociales
La noticia corrió como pólvora en redes sociales, generando indignación y tristeza en la comunidad. “EPD, cuánto dolor, ese muchacho era primo de mi hija. Que caiga todo el peso de la ley”, comentó una usuaria visiblemente afectada.
Familiares, amigos y vecinos claman por justicia, aunque la mayoría sabe que en la Cuba de hoy, la ley parece más preocupada por silenciar al pueblo que por castigar a los verdaderos criminales.
Una espiral de violencia que crece cada día
Aunque algunas versiones difieren sobre cómo ocurrió exactamente el ataque, el consenso general es que Cuba se hunde cada vez más en una ola de violencia, reflejo del deterioro social, la desesperanza y la falta de control por parte de las autoridades.
En los últimos meses, múltiples crímenes —muchos con tintes pasionales o ajustes de cuentas— se han viralizado, dejando claro que el régimen es incapaz de garantizar la seguridad de su pueblo. En lugar de atender la crisis social, sigue desviando recursos para la represión política y dejando a la población en un estado de abandono.