Varadero amaneció este domingo con tremenda conmoción tras dos accidentes de tránsito que dejaron carros hechos polvo y un montón de dudas sobre la seguridad vial en Cuba. Y no es para menos: en los choques se vieron involucrados desde lujosos BMW y Cadillac, hasta los viejos almendrones que siguen rodando a puro milagro.
Lo curioso es que, según lo que se comenta en redes, no hubo fallecidos, aunque sí al menos dos personas lesionadas, una con fracturas. Milagro puro, porque viendo las fotos cualquiera pensaría que aquello fue de película.
Primer choque: caos en la entrada de Varadero
El primer siniestro ocurrió en la mismísima entrada del balneario, donde muchos choferes se han quejado de que las señales de tránsito brillan por su ausencia.
Un BMW de los nuevos terminó dándole un golpe seco a un Buick dorado del 57. Según contó un testigo, “el muchacho del carro moderno se llevó el pare y lo chocó”, dejando al chofer del almendrón con varias lesiones, entre ellas fracturas y cortes visibles.
Otros vecinos de la zona confirmaron que la falta de señalización es un peligro constante. “La raya amarilla está desteñida y a esa hora no se ve nada por el sol. Vi tres carros confundirse en una hora”, dijo un internauta que pasó por el lugar.
Segundo choque: velocidad y lujo en la pista del Kawama
El otro accidente se registró en la zona del antiguo aeródromo del Kawama, conocida popularmente como “las carreras”. Ahí, una Cadillac Escalade negra terminó chocando con un Chevrolet rojo del 57, una joya para coleccionistas.
Un vecino soltó la bomba: “El carro moderno estaba compitiendo con otro y no le dio tiempo entrar a su senda, yo estaba ahí en ese momento”. O sea, imprudencia total y cero control.
El verdadero problema: un país sin orden en la vía
Más allá de los choques, lo que vuelve a quedar al desnudo es la realidad de siempre: carreteras mal señalizadas, falta de control y una prensa oficial que solo habla cuando no tiene más remedio.
Mientras tanto, los cubanos siguen dependiendo de los reportes ciudadanos para enterarse de la verdad, porque las autoridades del régimen prefieren mantenerlo todo bajo la alfombra.