Una pareja de creadores de contenido que se dedica a mostrar cómo se sobrevive en la isla volvió a dejar a todos con la boca abierta. Esta vez, se lanzaron a explorar lo que llaman “el cementerio de ómnibus más grande de La Habana”, un enorme basurero de metal oxidado ubicado en San Agustín, municipio de La Lisa.
El video muestra un panorama desolador: decenas de guaguas destrozadas, sin puertas, sin cristales, sin asientos y hasta sin piso, tiradas al sol y a la lluvia como si fueran basura. Según los youtubers, la mayoría pertenecía a rutas locales que alguna vez movieron a la ciudad, pero hoy son simples carcasas corroídas por el tiempo y la desidia.
La joven que narra el recorrido lo dice sin vueltas: “Esto es abandono puro y duro. En cualquier país hay depósitos, pero aquí es distinto. Cuba vive una crisis de transporte brutal, y ver estos vehículos tirados es como mirar de frente al desastre”.
El símbolo de un sistema que se cae a pedazos
Lejos de ser un espacio controlado o con algún propósito, el sitio parece una tierra de nadie. Vecinos pasan por allí como si nada, acostumbrados a un paisaje que ya forma parte de la rutina diaria. Pero la imagen no es solo un depósito: es el espejo del colapso del transporte en la capital cubana.
No es la primera vez que se muestra este nivel de deterioro. En junio pasado, otras imágenes revelaron cómo las terminales de San Agustín y Arimao se han convertido en ruinas: naves oxidadas, guaguas desarmadas y estructuras que apenas se sostienen. Todo con los colores institucionales de la Empresa Provincial de Transporte de La Habana, ahora reducidos a chatarra.
Cifras que destapan la magnitud del caos
Hasta el propio gobierno, siempre tan dado a maquillar la realidad, no tuvo más remedio que reconocerlo. En marzo, el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, confesó que en 2024 solo se ejecutó el 35 % de los servicios planificados de ómnibus, debido a la falta de combustible, lubricantes, piezas de repuesto y, sobre todo, a la antigüedad de la flota.
De las más de 2,500 rutas urbanas que existían, casi la mitad están paralizadas. Y las que aún funcionan apenas hacen dos viajes al día, cuando logran salir.
Una postal del fracaso
El llamado “cementerio de guaguas” es mucho más que un montón de hierros viejos. Es la prueba visible de cómo el régimen cubano ha dejado caer a pedazos uno de los servicios básicos que más necesita el pueblo. Mientras el gobierno sigue echándole la culpa al bloqueo, la realidad es que el abandono, la corrupción y la mala gestión han convertido a La Habana en un museo de la chatarra.
