En Cuba ya no solo se trata de que los emigrados se quejen de las recargas que les piden desde la isla. Ahora también los propios cubanos están diciendo basta. Ese fue el caso de la tiktoker @izy_111, quien compartió indignada un mensaje que recibió: no solo le pedían saldo, ¡también el casco de su moto! Con la paciencia colmada, soltó en redes lo que muchos piensan en silencio: “Esto es un descaro”.
La joven dejó claro desde el principio que ella no vive de nadie: “Primero que todo, yo me recargo yo sola”, dijo. Su molestia no era solo por el absurdo del pedido, sino porque refleja una actitud que se ha vuelto demasiado común: pedir y pedir sin pensar en el sacrificio que eso implica para otros. Y claro, el clip explotó en TikTok porque tocó una fibra muy sensible.
En su video, @izy_111 explicó lo que muchos emigrados ya habían denunciado: la presión constante de los mensajes pidiendo recargas, favores o hasta cosas materiales. Pero esta vez, la denuncia salió desde dentro de Cuba: “¿Quién le dijo a nadie que yo le voy a prestar el casco de mi moto?”, comentó, indignada. Según ella, la falta de respeto ha cruzado todos los límites.
También aclaró que nadie la mantiene ni le manda dinero desde fuera. Todo lo que tiene lo paga con el sudor de su frente, gracias a lo que gana en TikTok: “Yo me recargo yo sola con lo que cobro. Si este mes no hago 20 pesos, pues no tengo recarga”. Un reality check para quienes creen que la vida en Cuba es simplemente esperar favores.
Pero lo que más le dolió no fue el descaro del pedido, sino la frialdad de las personas que solo se acuerdan de ella cuando necesitan algo: “Eso es lo más lindo del caso: te escriben para pedirte, pero nunca para preguntar cómo está tu abuela, si tu hija necesita algo o si tienes comida en la mesa”. Ese fue el verdadero golpe.
La reacción del público no se hizo esperar. Los comentarios en TikTok fueron un festival de apoyo: “Qué frescura la de la gente”, “Se pasan” o simples emojis de indignación y sorpresa inundaron el post. Otros aprovecharon para recordar lo carísimas que están las recargas en Cuba: “Di 70 pesos por la promoción de hoy”, confesó un usuario.
Y ojo, este fenómeno no es nuevo. En 2019, el cubano Yashell Uranga, desde Dallas, enseñaba en un video cómo cargaba llantas pesadas para poder pagar una recarga de 20 dólares: “Son tres horas sudando como un caballo”. Y hasta antes, en 2018, la santiaguera Nairovis Brooks, desde Italia, reclamaba que nadie sabía si ella tenía para comer, pero igual le pedían dinero.
Más recientemente, la cubana @katygonzalezmiranda, desde EE. UU., compartió un mensaje insólito: alguien le exigió una recarga de 20 dólares por su cumpleaños. Su respuesta fue demoledora: “Estoy lavando baños por 13 la hora, no le voy a regalar mi dinero a nadie”.
Lo que deja claro el video de @izy_111 es que esta no es solo una bronca entre emigrados y los que viven en Cuba. Incluso dentro de la isla hay personas cansadas de que otros quieran vivir del sudor ajeno. Como ella misma resumió: “Trabajen por lo suyo, que tienen un lomo de dos cuartas”. Palabras duras, sí, pero que reflejan una realidad incómoda y cada vez más visible.