En Sagua la Grande, lo que debería ser una carretera terminó pareciendo el escenario de un terremoto. Los vecinos lo denunciaron en redes sociales con fotos que hablan por sí solas: el asfalto hundido, pedazos de vía desmoronados y huecos tan grandes que obligan a los choferes a avanzar a paso de tortuga, rezando para no romper el carro ni acabar en un accidente.
La publicación en el grupo de Facebook Revolico de Sagua la Grande Cuba desató la indignación con casi 300 comentarios, reflejando el malestar colectivo. “Verdaderamente está muy mala”, escribió uno de los usuarios. Otro fue más directo: “Está malísima, ahora mismo no se puede pasar. Seguro que si ocurre un accidente ahí, entonces la arreglan rápido”.
No faltaron los mensajes con el sarcasmo típico del cubano. Uno comentó: “Que venga a Sagua algún héroe de la patria, ahí sí corren a arreglarla. No sé cómo, pero sacan los materiales de donde sea”. Otros recordaron que de Corralillo a Quemado manejar es una odisea porque los baches parecen cráteres lunares.
Las denuncias no se quedaron en la carretera. Algunos vecinos aprovecharon para señalar que Isabela está en caos también con el agua y el transporte, y advirtieron que, como pasa siempre en Cuba, las autoridades solo actúan cuando ocurre una desgracia. “Hasta que no se descarrile un tren, que ojalá nunca suceda, no harán nada”, señaló un internauta. Otro, más resignado, terminó con un ruego: “Dios guíe el camino y proteja a todos los conductores, porque el peligro es tremendo y las autoridades hacen como que no lo ven”.
Pero lo de Sagua es solo la punta del iceberg. El abandono de las carreteras se extiende por toda Cuba, dejando claro que la infraestructura del país se desmorona igual que los edificios en ruinas. Hace poco, una pareja de viajeros mostró en Instagram el lamentable estado de la Carretera Central entre Placetas y Cabaiguán, diciendo que parecía “la carretera más mala del mundo”.
En abril, un motorista denunció un puente podrido en la Autopista Nacional, entre Villa Clara y Cienfuegos, cuyas vigas oxidadas amenazan con caerse sobre los autos que circulan a toda velocidad. Y en Santiago de Cuba, cifras oficiales admiten que casi el 70% de los 6,000 kilómetros de carreteras provinciales están en mal estado, pese a los 70 millones de pesos asignados para su “mantenimiento”. Una cifra ridícula que no resuelve nada.
El propio régimen ha tenido que aceptar que el 75% de las carreteras del país están en regular o pésimo estado, aunque maquille el desastre con cifras técnicas. Lo que esas estadísticas no muestran es el miedo y la impotencia de miles de cubanos que cada día manejan por vías que parecen campos de batalla.
En Sagua la Grande, cada bache y cada socavón son la muestra más clara de un país donde las carreteras, al igual que la salud, la educación y todos los servicios públicos, se hunden en el abandono mientras el régimen sigue gastando recursos en propaganda y represión.