Un día que debía ser de trámites rutinarios terminó en tragedia. Un hombre de 67 años perdió la vida repentinamente este martes mientras esperaba su turno frente a la Unidad de Trámites del Ministerio del Interior (MININT) en el Centro Urbano José Martí, conocido como Micro 9, en Santiago de Cuba.
El ciudadano, residente en el edificio U38, llegó al lugar para gestionar su nuevo carnet de identidad, pero comenzó a sentir un dolor fuerte en el pecho y murió en cuestión de minutos. El vocero oficialista Héroes del Moncada reconoció el hecho en redes sociales, asegurando que la víctima padecía diabetes, hipertensión y problemas renales.
A pesar de que un médico legal certificó la muerte como “natural”, el despliegue policial en la zona fue inmediato y desproporcionado. Testigos confirmaron que agentes del régimen acordonaron el área e impidieron que los vecinos tomaran fotos, en un claro intento de silenciar cualquier evidencia que mostrara la precariedad del sistema sanitario y el abandono a los mayores.
Una imagen filtrada revela que el cuerpo quedó cubierto con una sábana blanca junto a una motocicleta, mientras la policía mantenía férrea vigilancia. La opacidad y el control informativo volvieron a ser protagonistas, como ocurre cada vez que un hecho incomoda al aparato estatal.
Un hallazgo escalofriante en medio del caos
Pero la tragedia no terminó ahí. Ese mismo martes, en otro punto de la ciudad, Santiago de Cuba se estremeció con el hallazgo de una cabeza humana en avanzado estado de descomposición, dentro de un contenedor de basura en el Centro Urbano Abel Santamaría, conocido popularmente como “El Sala’o”, específicamente en el Micro 3.
De acuerdo con el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada, fueron trabajadores de la Empresa de Comunales quienes hicieron el macabro descubrimiento al vaciar un latón de desechos en la volqueta del tractor. El espantoso hallazgo dejó a todos en shock: la cabeza estaba hinchada y en pleno proceso de descomposición.
Vecinos denunciaron que la ciudad vive sumida en un ambiente de inseguridad, desabastecimiento y abandono, mientras las autoridades se limitan a imponer silencio y vigilancia policial en lugar de ofrecer respuestas claras sobre lo ocurrido.