La ciudad de Santiago de Cuba amaneció sacudida por un hecho macabro que vuelve a desnudar la violencia y el deterioro social que vive la Isla bajo la sombra de la dictadura. Un cuerpo desmembrado fue hallado en un apartamento, poco después de que vecinos encontraran una cabeza humana tirada en un contenedor de basura del reparto Salao, Micro III. El país entero, otra vez, se estremece ante la crudeza de un crimen que deja más preguntas que respuestas.
El periodista independiente Yosmany Mayeta relató que los restos fueron retirados de un apartamento en un tercer piso, donde se localizaron partes que podrían corresponder a la cabeza encontrada en la mañana. Según versiones extraoficiales, el hijastro de un hombre desaparecido intentó identificarla, pero el avanzado estado de descomposición lo hizo imposible.
En medio de la confusión, vecinos señalaron el nombre de Ángel Luis Mercantety, de 74 años, reportado como desaparecido hace días. Aseguran que era frecuente verlo en la vivienda donde apareció el cadáver, lo que aviva las sospechas de que se trate de él. Sin embargo, hasta ahora no hay confirmación oficial. Forenses trabajan para identificar los restos, mientras la incertidumbre golpea a las familias del barrio.
El panorama se tornó aún más oscuro cuando páginas oficialistas informaron de la supuesta captura del responsable. Según el perfil Héroes del Moncada, el presunto culpable sería un hombre de 60 años en cuya casa también hallaron restos humanos. De acuerdo con la versión oficial, el sujeto confesó haber matado a la víctima el 21 de agosto durante una borrachera, alegando un ajuste de cuentas personal.
Lo que queda claro es que los crímenes violentos se multiplican en una Cuba donde la miseria, la desesperanza y la ausencia de un sistema de justicia confiable han creado un terreno fértil para la barbarie. El régimen, lejos de asumir responsabilidades por el caos social, se limita a soltar versiones fragmentadas y controladas, mientras la población sigue viviendo entre el miedo y la incertidumbre.
