En Cuba, tener un carro es un lujo reservado para unos pocos. Y ahora resulta que seis productores de tabaco recibieron autos nuevecitos como premio por su “destacada labor”. Mientras tanto, médicos, científicos y profesionales de todos los sectores siguen soñando con poder comprarse aunque sea una bicicleta eléctrica. ¿No suena un poquito irónico?
La empresa estatal Tabacuba anunció en Facebook la entrega de estos vehículos como parte de su “programa de estímulos” para incentivar la producción. En la ceremonia participaron nada menos que el vicepresidente logístico de Tabacuba, Odelbis Carrazana Lorenzo, y el gerente general de Mercedes Benz, Ayman Makron Sadek. Sí, leíste bien: Mercedes Benz. La élite en traje y corbata, celebrando en un país donde la mayoría sobrevive con un salario que no alcanza ni para llenar la nevera.
Durante el evento, especialistas de la compañía alemana dieron un cursillo técnico a los afortunados productores sobre cómo usar correctamente los autos. Como si hiciera falta explicar la importancia de poner en marcha un carro en una isla donde muchos jamás han tenido uno en sus manos.
El gesto, claro, se presenta como un reconocimiento “justo” a quienes aportan a un sector millonario. Porque no olvidemos que el tabaco cubano genera más de 100 millones de dólares al año en exportaciones. Pero mientras afuera del país los habanos se venden a precios astronómicos, en Cuba el pueblo apenas consigue tabacos de baja calidad… si es que consigue.
Aquí es donde la historia se vuelve amarga: mientras seis productores posan felices con sus autos, millones de cubanos siguen atrapados en un sistema que les niega lo básico. Profesionales de la salud, de la ciencia o de la cultura jamás podrían comprarse un carro con sus salarios. Ni soñando. El contraste es tan brutal que hasta parece un chiste malo.
Y como siempre, la propaganda oficial no pierde oportunidad de vender humo. El presidente de Tabacuba, Manuel Marino Murillo Jorge, aseguró en el NTV que “trabajan para mejorar las condiciones de vida de los productores”. Pero claro, no mencionó nada sobre salarios dignos ni sobre mejorar las condiciones de los que realmente sostienen la economía con su trabajo diario.
Por si fuera poco, mientras el tabaco y los cigarrillos escasean en la isla y en el mercado informal los precios se disparan, la Empresa de Cigarros Lázaro Peña se vanagloria de haber sobrecumplido sus planes de producción en enero. Más de 253 millones de cigarrillos fabricados, proclamaron con entusiasmo. ¿Y dónde están? Porque en las bodegas y tiendas, los fumadores siguen dando vueltas para encontrar aunque sea una cajetilla.
Al final, estos seis carros entregados no son más que una vitrina de desigualdad. Un espectáculo para mostrar “premios” que no cambian la realidad del cubano de a pie. En una isla donde moverse sigue siendo un drama diario, la mayoría solo puede mirar desde lejos y preguntarse: ¿cuándo será nuestro turno?
