Un día que debía ser normal, lleno de fútbol y risas, terminó en tragedia para el barrio La Cumbre, en Matanzas. Este martes, un adolescente de apenas 16 años perdió la vida después de que una portería metálica le cayera encima mientras jugaba en el campo deportivo del Ateneo Aurelio Janet. Entre amigos y vecinos, lo conocían como “Michelín” y era hijo único, lo que hace que la noticia golpee aún más duro.
Según los testigos, todo pasó en un abrir y cerrar de ojos. Michelín estaba en la cancha como cualquier otro día, jugando con sus compañeros, cuando la portería, que desde hace tiempo parecía inestable, se desplomó de forma repentina. La estructura metálica cayó directamente sobre su cabeza, provocando su muerte casi instantánea. Un accidente que nadie esperaba, y que ha dejado a toda la comunidad en estado de shock.
El joven fue trasladado rápidamente al Policlínico Carlos Verdugos, que queda a escasos metros del lugar, pero llegó sin vida. La noticia se esparció como pólvora entre vecinos y familiares, que aún intentan asimilar lo ocurrido. “El barrio está destruido, La Cumbre llora tu pérdida”, escribió una amiga del muchacho en redes sociales, reflejando el dolor colectivo.
Michelín era un adolescente muy querido. Sus amigos lo describen como alegre, educado y apasionado por el deporte. “Era único hijo, su mamá no tiene consuelo”, comentó una madre del barrio, visiblemente afectada por la tragedia. La pérdida de un joven así no solo deja vacío en la familia, sino en toda la comunidad que lo conocía y apreciaba.
Lo más alarmante es que, según vecinos, no era la primera vez que esa portería daba problemas. Aunque nunca antes había causado un accidente de esta magnitud, la advertencia estaba ahí. “Eso lo deberían revisar bien y las autoridades del deporte en Matanzas tienen que responder”, dijo un testigo que presenció el hecho y dialogó con otros jóvenes que estaban en la cancha.
La tragedia ha encendido un debate en redes sociales sobre la falta de mantenimiento y la seguridad en instalaciones deportivas públicas. Vecinos exigen que se tomen medidas urgentes: “Ese lugar debería tener sus puertas cerradas si no brinda condiciones”, escribió una mujer del barrio. La muerte de Michelín evidencia que mientras no se priorice la seguridad, accidentes como este podrían repetirse.
Este lamentable episodio sirve como alerta: los espacios deportivos, que deberían ser de alegría y ejercicio, pueden convertirse en escenarios de tragedia si se descuidan. La comunidad de La Cumbre aún llora a Michelín, y su historia deja una pregunta que nadie quiere responder: ¿cuántos más tendrán que pasar por esto para que las autoridades actúen?