Un viajero español que ha estado recorriendo Cuba en los últimos días soltó una comparación que ha dado de qué hablar: la Isla le recuerda a Corea del Norte. ¿La razón? La propaganda política que inunda las calles y ciudades, mientras la vida cotidiana se desmorona ante la crisis.
El turista, que comparte sus experiencias en TikTok, ironizó sobre la obsesión del régimen por mantener carteles con consignas y rostros de líderes en cada esquina, aunque la gente ya ni los mire. “Es como en Corea del Norte, no hay anuncios de marcas, solo eslóganes políticos. ¿Qué opinan? ¿Cambiamos nuestros carteles de Ikea, Renault o Mediamarkt por estos?”, bromeó en uno de sus videos.
Propaganda vacía y un país en ruinas
A pesar de la omnipresencia de estos mensajes, el español notó que los cubanos parecen completamente indiferentes a la propaganda. Para él, estos carteles funcionan más como un recordatorio del control del Estado que como una herramienta de comunicación efectiva.
Durante su recorrido hacia Trinidad, volvió a notar la misma realidad: carteles políticos por todas partes. “Mucho cartelito político porque no hay más carteles”, comentó, evidenciando la obsesión de un régimen que vive más de símbolos que de soluciones para la crisis que devora a la Isla.
La Habana: pobreza y abandono a la vista de todos
En su paso por la capital, el turista fue testigo directo de la precariedad extrema. “La cosa estaba bastante más difícil de lo que pensábamos”, confesó, mientras repartía pequeños caramelos a niños en la calle. Lo que más le sorprendió fue que los padres, lejos de preocuparse, pedían también regalos, reflejando la necesidad y la normalización de la miseria.
La infraestructura de La Habana tampoco se salvó de su crítica: edificios que parecen reliquias, ascensores que son piezas de museo y farmacias en condiciones deplorables. “Les voy a enseñar una farmacia… Mira cómo están, así están todas”, dijo, mostrando un panorama de abandono total.
Un pueblo amable en medio del desastre
A pesar de todo, el español se mostró impresionado por la calidez de los cubanos, quienes, dentro de sus limitadas posibilidades, lo recibieron con hospitalidad. “Se portaron maravillosamente bien con nosotros”, reconoció, aunque dejó claro que la pobreza y la escasez marcan cada interacción.